Se llama Lorenza Reyes Gómez la mujer de 95 años, que sufrió la brutal agresión a manos de quien se presume es su propio hijo, y que causó la indignación de la opinión pública esta semana en México. La escena quedó grabada en un video que circuló en todos lados, pero que no todos pudimos ver completo, porque vaya que ¡hay que tener estómago para eso!…
Pero es el espejo de la realidad que enfrentan miles de ancianos en nuestro país, víctimas de maltrato en sus múltiples formas, desde la más silenciosa, hasta la más estridente, como la que sufrió Lorenza.
Porque como en casi todos estos casos, seguramente no era la primera vez ni sería la última, pero en esta ocasión intervinieron las autoridades luego de la denuncia de los vecinos del lugar donde ocurrió el hecho.
México es un país donde el 16% de los adultos mayores sufre abandono y maltrato; de ellos, el 20% vive en soledad, olvidados por su familia y por las autoridades. Son por lo menos 5 millones los que Inegi calcula que carecen de ingresos suficientes para acceder a bienes y servicios básicos para una vida digna.
La Universidad Nacional Autónoma de México calcula que 4.8 millones sufren violencia física, psicológica, económica o abandono, y para el 2025 la cifra podría duplicarse.
En nuestro país 7 de cada 10 ofertas de trabajo tienen como uno de sus principales requisitos ser menor de 40 años, quienes no cumplen con esta condición se ven orillados a buscar otras alternativas, sobre todo los adultos mayores, que han encontrado una ventana por ejemplo en los llamados “cerillos”, donde la iniciativa privada ha colaborado de manera importante en los últimos años.
Sin embargo la presencia de la Covid-19 también les ha quitado esa posibilidad desde marzo de 2020, con la llegada del semáforo rojo. Ya llevan 10 meses sin un ingreso, lo que los ha orillado —en algunos casos— a ubicarse en cruceros de calles, para pedir apoyo a los automovilistas, limosna, dicho por su nombre, en espera de que el semáforo epidemiológico cambie de color y puedan volver a trabajar, como se los ha señalado el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.
Pero mientras eso sucede, se enfrentan a otras formas de evidente indolencia ante sus necesidades, como el simple hecho de no tener claro un proceso accesible para registrarse adecuadamente y recibir —quién sabe cuándo— una vacuna contra la Covid-19.
Pasamos de una llamada —realizada por los “siervos de la nación”— que se prestó más para engaños y fraudes, a un sitio web que se cayó en cuestión de minutos y al que no todos los adultos mayores tenían posibilidad de ingresar por la falta de internet o dispositivos inteligentes.
O porque muchos, simplemente no los saben usar, y resulta lamentable que nadie hubiera siquiera pensado en algo tan simple como ese escenario. Finalmente se les dio la opción de llamar por teléfono para solicitar un folio que tampoco se sabe aún ¿qué garantía brinda?
La ausencia de políticas públicas específicas y estratégicas, que padecen los adultos mayores en México, traerá consecuencias gravísimas en un futuro no tan lejano, pues aunque nadie parece querer reconocerlo, nuestro país atraviesa por un proceso de envejecimiento.
Hoy, cerca de 9% de la población mexicana —unos 11 millones—son mayores de 65 años, pero en 2050 serán casi el 30 por ciento. Muchos seremos adultos mayores. Inevitablemente todos vamos para allá.
Sin ir más lejos, en este mismo 2021, más de 16 millones de personas de 60 años o más están inscritas en el padrón electoral y representan el tercer grupo más grande de los votantes que podrían definir el resultado del proceso.
Y ellos están totalmente fuera de las estrategias de apoyos económicos periódicos; tampoco hay proyectos de fondo para diseñar políticas que se adelanten al panorama que se avecina; no existen previsiones en ejes primordiales como la salud, el retiro, la infraestructura o el empleo…
Doña Lorenza fue regresada a su hogar y sus familiares decidieron no levantar “por ahora” una denuncia contra su agresor. Las autoridades señalan que “no se les puede obligar” porque la ley así lo marca… Éste es el verdadero y desolador escenario de los adultos mayores en México.
Las “acciones” para ellos en esta “Cuarta Transformación” resultan una ironía perfecta, cuando la presente administración se conforma en su mayoría, precisamente de ciudadanos de 60 años y más —o mucho más— que de esta forma se agreden a sí mismos… Así las cosas…