Macromachismos femeninos

GENTE COMO UNO

Mónica Garza
Mónica Garza Foto: larazondemexico

“No es violencia, no habló con groserías, ni amenazándola“, ”… yo veo a un marido normal, común y corriente“, ”a mujercitas de cristal todo les pica”, “no le veo violencia ahí, pero en fin todo lo ven mal”, “existe un hilo muy delgado entre agresión y ridiculez”, “ya báñense señoras”, “yo lo escucho más como hombre celoso y como esposo que la está cuidando”.

Los anteriores son algunos —de los cientos— de comentarios escritos por mujeres, en respuesta a un mensaje que puse esta semana en mis redes sociales sobre el comportamiento del senador Samuel García (de 33 años), en el Instagram Live que compartió con su esposa (de 25 años), donde se exhibe tiránico, por decir lo menos.

Muchísimas mujeres, no sólo No lo identificaron en una actitud machista, sino que lo justificaron, dejando el demoledor testimonio de cuán normalizada está la desigualdad y la violencia de género en México aun en las nuevas generaciones, donde los victimarios, por complicidad, también pueden ser las propias mujeres.

De acuerdo a un estudio realizado en marzo pasado por Enkoll, la percepción generalizada en México es que una mujer se define como tal, cuando se convierte en madre y su dimensión social se restringe sólo a ser responsable y cuidadora.

Pero el dato abrumador llega con la pregunta, ¿A partir de qué edad cree usted que una mujer está expuesta a sufrir acoso sexual?, el 33% de los entrevistados —6,500— respondió que de los 0 a los 5 años.

Eso significa que hombres y mujeres ya han asimilado el hecho de que la violencia contra las mujeres comienza desde el nacimiento. ¡Dramático!

“Sírvele a tu hermano de comer”, “¿a dónde vas con esa falda?”, “tú no porque eres mujer”, “¿para qué quieres estudiar, si te vas a casar?”, son frases comunes dirigidas a las mujeres en una familia tradicional mexicana, ¡todavía hoy!, no sólo en la época en la que Pedro Infante reforzaba la idea de que ser mujeriego y misógino era de “hombres de verdad”.

Captura de la transmisión realizada por Samuel García y Mariana Rodríguez.
Captura de la transmisión realizada por Samuel García y Mariana Rodríguez. ı Foto: Especial

En pleno siglo XXI la realidad no ha cambiado mucho, por muchas leyes y luchas que hayamos transitado, inevitablemente todavía hay demasiadas mentes, incluso las más jóvenes, que no se han movido mucho de ese lugar.

Aprovechando la polémica desatada por el político regiomontano, esta semana el Consejo Ciudadano por la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México volvió a circular en redes sociales una herramienta que creó hace un tiempo llamada “el Celómetro”, donde se advierte sobre aquellas acciones en la pareja que van de poco sanas, hasta muy peligrosas.

¿Te pregunta seguido a dónde fuiste? o ¿llega de “sorpresa” para ver qué haces?, son algunas de las acciones señaladas como “no normales”; “rastrea tu ubicación” o “no te deja hablar con tus ‘amiguitos’ ni salir”, pertenecen a la categoría de Riesgo, donde las agresiones físicas están a un paso de suceder.

En El Iceberg de la Violencia de Género que formula Amnistía Internacional, todos estos llamados micromachismos son sólo la introducción a otras conductas donde interviene la anulación, el lenguaje, la publicidad y el humor sexista, consideradas “invisibles”, pero que van escalando y pueden llegar hasta el asesinato.

El informe de Intrínseca, Equis Justicia y la Red Nacional de Refugios, sobre violencia contra las mujeres en tiempos de Covid-19, reveló que en abril pasado (el mes de confinamiento más estricto), ocurrieron en promedio 11.3 feminicidios diarios y las llamadas de auxilio relacionadas a abuso sexual o familiar, se incrementaron hasta 143 por hora.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico confirma que México es uno de los países más machistas, lo que lo lleva a perder el potencial de la mitad de su población, con marcadas diferencias, por ejemplo en la percepción salarial, que en México alcanza hasta el 30%.

“A mí nadie me enseñó a ser feminista” dijo el senador Samuel García en el video de disculpa que subió horas después de sus desafortunadísimos comentarios, a los que se sumó éste, porque no se trata de “ser feminista”, basta con respetar la libertad de expresión, opinión y decisión de las mujeres, sin juicios, ni absurdos reclamos de “propiedad”.

La polémica desatada esta semana por la dinámica matrimonial de jefedueño-subordinada que se reveló en ese Instagram Live entre el matrimonio García-Rodríguez, en realidad hay que agradecerla, porque como consecuencia arrojó una fotografía impecable del inmenso reto que tenemos en México, también con las nuevas generaciones, a las que aún hay que educar, si queremos escapar del machismo justificado y la sumisión normalizada, que en el peor de sus escenarios, hoy deja hasta 11 mujeres muertas al día…

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