Mónica Garza

¿Qué es ser mujer?

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Es una pregunta que en los últimos días se ha hecho con insistencia —algunos por necedad—, en medio del debate que para ciertos grupos, se aviva en el marco de la fecha que conmemora la visibilidad Trans y por ende, sobre los derechos de ser y expresarse de esa comunidad.

¿Que, si es una pregunta muy elemental, de fácil respuesta? Sí… y no, cuando se plantea en el marco de la visibilidad Trans desde donde ese cuestionamiento resulta estigmatizante, para un grupo que con tanto dolor y vidas humanas, ha conquistado sus derechos a ser reconocidas y reconocidos con dignidad.

Vámonos entonces a los básicos:

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, una persona tiene sexo y género. El sexo se refiere a las características biológicas y fisiológicas con las que se nace, la “etiqueta” femenino o masculino que se nos pone en el certificado de nacimiento.

El género se refiere a los roles conductas, actividades y atributos que se van construyendo dentro una sociedad. Se trata de algo mucho más complejo que tiene que ver con la manera en que alguien se desenvuelve y el papel que juega dentro de una comunidad.

Bajo esos términos, ser una mujer no tiene que ver sólo con tener una vagina o ser “una persona menstruante” o “poder embarazarse”. No.

Habemos mujeres que no tenemos matriz, ¿ya por ello somos menos mujeres que una que sí tiene?… así de absurda puede resultar también la discusión. Mejor elevémosla un poco.

Ser hombre o mujer tiene que ver con el respeto a la identidad de género, quiénes somos, qué sentimos y cómo es que a partir de eso nos construimos.

“No se nace mujer, se llega a serlo”, escribió hace más de 70 años la autora feminista Simone de Beauvoir en su obra emblemática El Segundo Sexo, donde señala que “lo femenino” tiene una diferenciación discriminatoria en lo social, lo económico, el ámbito político y el cultural, “ser mujer” entonces se refería a quien cumplía con un conjunto de exclusiones y mandatos que no sufrían los varones…Una idea que desafortunadamente sigue vigente hasta hoy.

Personas se manifiestan frente al Monumento a la Revolución durante el Día Internacional de la Visibilidad Trans, el pasado 30 de marzo.
Personas se manifiestan frente al Monumento a la Revolución durante el Día Internacional de la Visibilidad Trans, el pasado 30 de marzo.Foto: Cuartoscuro

Ser mujer u hombre ha estado determinado por un sistema patriarcal que dicta cómo tenemos que comportarnos “en sociedad” de acuerdo a nuestro sexo, determinado al nacer. Nuestra etiqueta.

Mirta Lobato, historiadora, ensayista y catedrática argentina, experta en relaciones de género en América Latina afirma que “Hoy ninguna identidad sexual y/o de género está anclada en la naturaleza: se hace en el vivir cotidiano, con la educación, los roles atribuidos y las prácticas diarias del ejercicio del poder”.

En México como en otros países, la definición de hombre o mujer, también se determina a partir de roles de género preestablecidos socialmente, que peligrosamente pueden quedar reducidos a “proveedor” y “cuidadora”. Lastimoso, pero así es… aunque la realidad no sea sólo así.

Ese sistema patriarcal poco a poco ha comenzado a romperse a través de luchas o iniciativas en favor de la libertad de decidir lo que queremos ser y cómo queremos serlo. Entonces la definición de lo masculino y lo femenino deja de ser tan simplona. La concepción de la construcción de la personalidad es totalmente individual.

En 2014, se aprobó en la entonces Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, la modificación a la Ley que garantiza el cambio de Identidad de Género a las personas transexuales, en sus documentos oficiales, evitando aquellos peritajes médicos costosos, vergonzosos, estigmatizantes y muy revictimizantes, que incluían la comparecencia ante un juez para demostrar que el solicitante no estaba “enfermo o enferma”.

Hoy es un simple trámite administrativo ante el registro civil, que avala el reconocimiento a la identidad de género, con la que el solicitante se identifique. De 2015 a la fecha se ha reconocido el cambio de nombre y género en documentos de identidad a casi 5 mil mexicanos, que con ello pueden expedir pasaporte, licencia de manejar, credencial para votar o cédula profesional.

Por eso resulta tan lastimoso que en pleno 2022, en los mismos recintos legislativos existan expresiones abiertamente discriminatorias, medievales y violatorias de los derechos legítimamente conquistados, por un sector brutalmente excluido y en muchos casos asesinado.

Las identidades trans no desdibujan a las mujeres o los hombres, son sólo una parte de nuestra inmensa diversidad, que va mucho más allá de una visión corta, del sexo biológico, que ya no cabe en el criterio de inclusión que nuestra sociedad necesita más que nunca.