Dicen que la intención es lo que cuenta, pero en este caso, la intención pudo haber quedado corta…
Fue el 19 de marzo cuando la Secretaría de Salud confirmó el primer muerto por coronavirus en México y sólo un día después el acumulado de casos era de 203.
Ese viernes conocimos a “Susana Distancia”, su mensaje e invitación a aprender a vivir en el distanciamiento para mantenernos lejos “del malvado coronavirus” como le llamó entonces la superheroína.
Un mes después Susana llegó a WhatsApp en una estrategia bien replicada de lo hecho por la Organización Mundial de la Salud, para informar a la ciudadanía a través de uno de los medios más populares.
El personaje construyó tan bien dentro de la población, que los ojos de Disney voltearon a verla y la filial de México buscó integrar a “Susy” a sus personajes animados. La idea resultó mejor de lo esperado.
Hoy, México ocupa el octavo lugar en contagios a nivel mundial y suma más de 30 mil muertos en medio de una reapertura que asusta a unos, pero le devuelve la esperanza —sobre todo económica— a muchos más.
En este contexto fue lanzado ahora el Escuadrón de la Salud, integrado por cuatro mujeres que buscan ser el respaldo de Susana Distancia:
Refugio, Prudencia, Esperanza y Aurora, es como se nombró a las que representan los colores del semáforo de riesgo epidémico, con particularidades que van mucho más allá de su primer objetivo.
Y es que este equipo busca ser además un camino hacia la visibilización e inclusión —sumamente necesario— sobre grupos particularmente vulnerables, pero su ejecución quedó sobre la delgadísima línea que marca la frontera entre ser incluyente o estereotipar.
Prudencia es una mujer que vive con discapacidad y pertenece a la comunidad afromexicana, Esperanza es una Muxe, Refugio es adulta mayor y Aurora es Queer, según su ficha técnica.
Conversé con Ricardo Cortés, director general de Promoción de la Secretaría de Salud, sobre el proceso de asesoría que se siguió para diseñar a las cuatro mujeres de esta nueva campaña.
“Esta forma de comunicar con estos nuevos cuatro personajes fue tomada por la Dirección General de Promoción de la Salud y con el apoyo del subsecretario López-Gatell desde la perspectiva ciudadana”… me dijo el funcionario, sin dejar muy claro eso de “desde la perspectiva ciudadana”… En fin.
Pero a la pregunta expresa, sobre si hubo algún acercamiento con expertos en derechos de la comunidad de la diversidad, la respuesta fue aún más dispersa:
“Junto con el Conapred hemos publicado diversos documentos que buscan el respeto a los derechos humanos, el respeto al derecho de la salud, incluyendo la comunidad LGBTTTI+ y las personas que viven con discapacidad”… respondió, sobre esta campaña a todas luces creada al vapor.
Todos sabemos que desde la renuncia de Mónica Maccise, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación se encuentra decapitado y no sabemos por cuánto tiempo más permanecerá así.
¿Se integró algún consejo de asesoría donde hubiera un representante de cada grupo de población mencionado en dicha campaña? No lo sabemos con precisión.
¿Quién delineó para esta campaña la manera en la que se podía explicar a través de un personaje el concepto Trans o género Queer? Tampoco lo sabemos.
Colectivos y activistas de la comunidad LGBTTIQ+ de inmediato comenzaron un debate serio, no sobre la claramente buena intención de la campaña con dichos personajes, sino sobre la forma en la que se aborda la imagen de las cuatro mujeres.
Porque se corre el riesgo de conseguir un efecto peligroso, caricaturizando a una comunidad de por sí muy vulnerada, invisibilizada, estigmatizada y agredida, en muchos casos literalmente hasta la muerte.
Sin ir más lejos, la estadística de la organización civil “Letra Ese”, calcula por lo menos 40 víctimas de transfeminicidio de enero a agosto de 2019.
Ricardo Cortés dijo estar abierto a corregir lo necesario en favor de que la ciudadanía reciba el mensaje correcto, pero una vez más:
¿Qué les costaba asesorarse desde el principio de la manera correcta, en las instancias adecuadas, apegados a los protocolos precisos, para la no discriminación, estigmatización o caricaturización de comunidades en situación de vulnerabilidad como las representadas por Esperanza y Aurora?
Dicen que de buenas intenciones está empedrado el infierno, y ¿qué peor pecado puede haber que una interpretación errada, que pueda lastimar una complejísima lucha de años por los derechos fundamentales de grupos de población aun tan incomprendidos, como el de las personas Trans y Queer?…