Mónica Garza

El osezno delató a una sociedad enferma de crueldad

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Eran por lo menos 10, entre ellos dos policías municipales de la localidad de Castaños, Coahuila, los que sostenían una reunión que tenía como objetivo torturar a un osezno de sólo 4 meses de nacido. 

Lo amarraron de patas y cuello por el tiempo suficiente para provocarle una asfixia. El animal no hubiera podido defenderse y sus agresores lo sabían, porque era pequeño y estaba en una mala condición física.

Se acercó al área buscando agua para sobrevivir, pero se encontró con la condición humana en su manifestación más enferma y criminal, que le dio tortura y muerte.

Los locos sonreían para la foto y el video que se hizo viral en horas, en la misma medida que se disparó la ira de miles en las redes sociales, hasta que se pronunció la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México:

“Los responsables podrán ser acreedores a una pena en prisión y una multa económica”, dijo la Profepa, pero hasta ahora no hay nadie detenido por el horror cometido contra el osezno, ni siquiera los policías que fueron parte y que quedaron claramente identificados. Ahí están sus caras, sus carcajadas y todos están libres…

El maltrato animal en México es un asunto que debería preocuparnos mucho y ocuparnos más, pues tenemos el 3er lugar en maltrato animal a nivel mundial y el primero en América Latina; en México mueren al año 60 mil animales víctimas de tortura y maltrato.

Entre los años 2019 y 2020 distintas Fiscalías estatales abrieron 2 mil 511 carpetas de investigación, de las cuales sólo 155 agresores fueron puestos a disposición de la autoridad, es decir, únicamente el 0.06 % de las indagatorias que fueron iniciadas.

Tan sólo en 2018 la Brigada de Vigilancia Animal atendió 1,700 denuncias de maltrato animal en la Ciudad de México, donde en las últimas semanas, por cierto, la Fiscalía capitalina atrajo el caso de “Maple”, un perro shiba inu cuya dueña envió a un campamento de entrenamiento, de donde recibió una llamada en medio de la noche en la que le avisaban que le entregarían las cenizas de su mascota, supuestamente víctima de una mordida de serpiente.

No hubo más explicación, ni cuerpo del animal, ni un documento, ninguna evidencia. El caso llegó al Congreso de la Ciudad de México, que solicitó un informe sobre la investigación y avances de la denuncia por maltrato animal.

Y es que en México, casos de maltrato animal llevados a juicio hay muy pocos. De los arriba mencionados, sólo se iniciaron 195 procesos judiciales, de los que sólo 101 agresores fueron vinculados a proceso y se dictaron únicamente 18 sentencias por este delito en dos años; 14 agresores tuvieron como pena la privación de su libertad en todo el país y la pena económica no rebasa los 130 mil pesos.

Es decir, el índice de castigo por maltrato animal en México es menor al 0.01% en todo el país.

Los perros asesinados por Benjamín “N”, criminal sentenciado a prisión.
Los perros asesinados por Benjamín “N”, criminal sentenciado a prisión.Foto: Especial

Por eso, cuando esta semana se dictó la sentencia en el primer juicio de maltrato animal en Querétaro, por el envenenamiento y muerte de los perros Athos y Tango, ambos mascotas de servicio de la Cruz Roja Mexicana, se sentó un precedente muy importante.

El primero era un perro rescatista que participó en la búsqueda de personas en distintas catástrofes, incluyendo el sismo del 19 de septiembre de 2017. Athos tenía una certificación internacional que pocos en el mundo pueden obtener y que lo convirtió en un perro cuyo valor ascendía a cientos de miles de pesos.

Benjamín “N”, no sólo le quitó la vida a 2 animales, le quitó a la Cruz Roja dos elementos vitales y a una persona parte de su vida, porque Athos y Tango tenían a Édgar, su dueño, que durante el juicio requirió de apoyo emocional para poder emitir sus declaraciones.

El martes pasado el agresor de los perros fue sentenciado a 10 años y 6 meses de prisión, tendrá que pagar 2.3 millones de pesos como reparación del daño y 115 mil pesos de multa.

Esta sentencia en Querétaro marcó una diferencia, porque si bien las normas han buscado modificarse en México, hasta hoy los animales aquí siguen sin ser considerados seres individuales con necesidades específicas.

Es un hecho que cualquier persona que se aproveche de la vulnerabilidad y menosprecie la vida de otro ser vivo, posiblemente menosprecia también la vida humana.

El maltrato animal es un síntoma de desorden mental en lo individual, pero cuando además es un acto colectivo, habla de que algo en la sociedad donde está ocurriendo, está saliendo mal, muy mal y la crueldad es la más estridente alarma…