Las críticas por la retirada de Estados Unidos de Afganistán le siguen lloviendo a Joe Biden. A pesar de que la política exterior no es un tema prioritario en la mente del estadounidense promedio, el índice de aprobación del presidente va en caída libre. Mientras las pantallas se llenan de imágenes del caos desatado en Kabul, demócratas y republicanos cuestionan la forma de aplicar esta retirada en lo que parece más una rendición y huida que una retirada planificada.
EU y sus aliados gastaron millones de dólares en los últimos 20 años en preparar a las fuerzas de seguridad afganas para este momento. Al parecer, la corrupción jugó un papel importante para que este entrenamiento no se vea por ningún lado. Se dice no sólo que los militares del gobierno capitularon casi sin pelear, sino que desde que se anunciara, en tiempos de Trump, la retirada de las tropas estadounidenses, muchos mandos vendieron su posición a los Talibanes previendo el caos que se avecinaba. Un fracaso total.
Se han filtrado comunicados de inteligencia estadounidense en los que se preveía el caos y el regreso inminente del Talibán en el momento en el que EU se retirara del territorio afgano. Por esto, Biden ha dicho que cualquier momento era bueno para retirarse, ya que el caos era inevitable. Sin embargo, la súbita retirada causó sorpresa y el poco tiempo que duró el gobierno afgano en el poder le deja el sabor y el estigma de la derrota a un presidente que desde tiempos de Obama se había mostrado reacio a continuar este conflicto armado. Lamentablemente ahora carga él con la derrota de una guerra que no inició ni apoyó nunca, pero para el electorado esos datos no pesan. A poco más de un año de las elecciones intermedias, los republicanos ven en este evento oro puro para recuperar terreno.
Trump mismo, que busca un nuevo mandato, ya hace leña del árbol caído. Aprovechando que la gente no tiene memoria y que sus seguidores creerán cualquier cosa que salga de su boca, acusa a Biden de la peor derrota militar de Estados Unidos. Lo que calla es que fue él el que firmó el Acuerdo de Doha en el que Estados Unidos prácticamente se rindió ante los Talibanes. Lo que empezó siendo un acuerdo de paz entre el gobierno afgano, los Talibanes y EU, terminó siendo un tratado que excluyó, a petición de los Talibanes, al gobierno y que no daba ninguna garantía para la protección de los derechos humanos ni para la lucha contra el terrorismo. Trump pactó la salida de las tropas a cambio de nada. Todo porque esa guerra no era popular en casa.
Probablemente nunca entenderemos la prisa de Biden. Simplemente no estaban preparados para salir, y ayudar a salir a sus aliados afganos. Este error le costará caro al presidente.