Montserrat Salomón

El circo de Trump

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Trump ha sido imputado formalmente y será llevado a juicio en el sur de Manhattan. Este hecho inédito en la política estadounidense promete poner de cabeza la carrera hacia la presidencia al ser el mismo Trump el precandidato más popular por parte del Partido Republicano. Sin embargo, existe la posibilidad de que Trump tenga que contender desde prisión.

Los problemas legales no son nuevos para Trump. Toda su vida ha estado marcada por escándalos y desencuentros con las autoridades y con diversos ciudadanos y agrupaciones. Ése es su modo de vida, es parte de su forma de “hacer negocios”. Sin embargo, en el momento en el que puso el pie en la arena política, el estándar moral se elevó y su accionar cuestionable adquirió mayor importancia.

No pretendo afirmar que un político ha de ser una persona “más moral” que un empresario. Sabemos de sobra que muchas veces la corrupción corre a la par en ambos mundos. Sin embargo, los ciudadanos sí esperan de sus representantes algo más que un simple cálculo de intereses personales. Una oficina, como la presidencia de Estados Unidos, no sólo es un puesto de servicio, sino que es un símbolo de los valores de una democracia que ha marcado la pauta, para bien y para mal, en el mundo en los últimos tiempos.

Trump no estuvo a la altura de grandes figuras que ostentaron ese mismo cargo en el pasado. Su administración fue caótica y llena de cuestionamientos en los que se le veía más preocupado por salvar la cara que por servir a su país. Ahora, con múltiples casos abiertos en su contra por conducirse como un empresario cuestionable en una oficina pública, los juzgados amenazan con impedir que contienda para buscar un segundo mandato.

Muchos piensan que un juicio y una condena serían el fin de las aspiraciones políticas de Trump. Sin embargo, probablemente suceda todo lo contrario. En esta época en la que la política se ha vuelto espectáculo y los votantes son seguidores, no existe la mala prensa. Trump es perfectamente capaz de lucrar con su precaria situación legal y salir airoso, incluso si es condenado y elevado por sus seguidores al estatus de mártir.

Lo peor que le podía pasar a Trump era dejar de ser la nota. Si este caso lo vuelve a colocar al centro de la agenda noticiosa, el republicano probablemente mantenga su dominio en los sondeos de preferencia electoral. Así, se avecina una decisión tremenda para la cúpula del Partido Republicano. Ya saben quién es Trump. Saben de lo que es capaz y el profundo daño que puede hacer a un país crispado y dividido. Tendrán que elegir entre jugarse su destino buscando un camino de conciliación y que represente los tan ansiados valores morales conservadores y cederle el timón a un Trump rabioso, acorralado y sediento de poder.