Montserrat Salomón

Colombia ansía la paz

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Colombia ha sufrido mucho en las últimas décadas y parece que el camino hacia la paz seguirá siendo sinuoso y trompicado. Desde la época en la que descaradamente el narcotráfico controlaba la vida política del país hasta el surgimiento y caída de las FARC, Colombia no ha visto la paz y ahora sufre los estertores de una sociedad herida, dividida y que busca el camino para la reconciliación.

Gaviria, Pastrana, Uribe… grandes nombres de presidentes que en su momento se enfrentaron al horror en el que se había convertido este país sudamericano. Escobar, el narcotráfico, los grupos terroristas, los paramilitares, el ejército… una serie de factores que hicieron a Colombia uno de los países más violentos durante décadas que todos quisieran olvidar. Sin embargo, olvidar es imposible, el camino a la paz es mucho más complejo.

El secretario general de la ONU, António Guterres, visitó Colombia para conmemorar la firma de los tratados de paz con las FARC y se encontró al llegar con una carta del gran Álvaro Uribe en donde le manifestaba que no creyera en los llamados Acuerdos de Paz que su sucesor, Juan Manuel Santos, impulsó con tanto ahínco. Para Uribe y sus seguidores no puede haber perdón para un grupo terrorista que secuestró y asesinó a miles de personas y que ahora se ha integrado, gracias a estos acuerdos, a la vida política del país. Para Santos y la comunidad internacional, el Acuerdo de Paz era el mal menor que pondría fin al derramamiento de sangre y sentaría las bases de un futuro mejor.

Santos fue vitoreado en su momento por todo el mundo, incluso recibió el Premio Nobel de la Paz. Las investigaciones sobre los crímenes de guerra enfocados a ambos lados del conflicto sacaron a la luz los atropellos y asesinatos de los que Uribe tiene mucho que explicar. Asesinatos de disidentes disfrazados de terroristas. Abusos policiales y militares. Para Uribe era el costo de la lucha por la paz. Una “ética” justificada por las circunstancias.

Uribe es hoy por hoy el poder tras el poder que afirma que los acuerdos han permitido que el crimen organizado crezca en Colombia hasta convertirse en un Estado alternativo. Si bien las acusaciones que se acumulan en su contra son graves y esto explica su rabiosa embestida contra los Acuerdos de Paz y las instituciones e investigaciones emanadas de ellos, es cierto que la medusa del narcotráfico no ha muerto, sino que se ha transformado y se ha vuelto un enemigo más escurridizo y persistente.

Aun así, las FARC saldrán de la lista de grupos terroristas de EU, lo cual es un espaldarazo a los Acuerdos de Paz. Sin embargo, los grupos disidentes de las FARC han aumentado la violencia y prometen no dejar que el conflicto se enfríe y que Colombia logre la ansiada paz.