Montserrat Salomón

Guerra en las convenciones

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
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La Convención Demócrata ha terminado y ahora inicia la Republicana. Los demócratas han puesto ya el tono a su estrategia electoral al pintar al país como un territorio hundido en la penumbra y el caos. Un virus incontenido, el desempleo a todo lo que da, un presidente perdido y el carácter de una nación cuestionado y empobrecido.

Obama, Clinton, Harris, Sanders… todos al unísono trataron de inflamar los corazones de la nueva generación; los votantes del cambio climático, los pertenecientes al Estados Unidos diverso, plural e incluyente. Todos dejaron de lado la argumentación y apelaron al sentimiento: la necesidad imperativa de vestirse de héroes y rescatar a su país de la ruina moral que implica la presidencia de Trump.

Biden cerró la convención con un discurso bien articulado en el que llamó al voto y arengó diciendo que lo que está en juego no es la democracia misma. Trump, alegó, es un peligro para los valores fundacionales mismos de Estados Unidos. Decencia, empatía, diversidad y unidad, y la urgencia de rescatar a su país de las manos de un déspota autoritario.

Ahora es turno de la Convención Republicana que tratará de contrarrestar la emotividad caballeresca demócrata con lo que mejor saben hacer: incitar al miedo. Mike Pence sentó la línea en Fox News al decir que en esta elección peligra la economía y la ley y el orden. Estos conceptos esconden lo que realmente está en la retórica de Trump, que por ahora ha secuestrado el pensamiento conservador estadounidense: los migrantes roban los empleos, los otros países abusan de ellos, las minorías matan en las calles, la diversidad es una puerta al caos y a la pérdida del lugar y los valores de los “americanos reales”. Miedo que lleva al odio. Odio que mueve al voto.

Una vez más veremos a los demócratas apelar al sentido común, mientras que los republicanos transforman esta argumentación en miedo. Restricciones medioambientales para salvar al mundo convertidas en restricciones que roban el futuro de los trabajadores; trato humanitario a los migrantes transformado en carta abierta para los ilegales criminales; “Black Lives Matter”, traducido en anarquía y ataques contra las fuerzas del orden.

Será una batalla basada más en emociones que en políticas. Descuidando las propuestas ante los problemas imperantes, ambos partidos buscarán movilizar a sus bases desde el sentimiento. Sin embargo, será difícil esta misión en medio de una pandemia que reta la forma habitual de hacer política. La frialdad de una pantalla tendrá que ser suficiente en los lugares y momentos en los que el sentido común se anteponga a la ambición.

Los demócratas ya han movido sus piezas, ahora es turno de Trump, y lo que queda del Partido Republicano, de atacar sin piedad.