Montserrat Salomón

La hora gris republicana

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La ola roja que se esperaba en las elecciones intermedias de EU nunca llegó. Si bien se han alzado con una ajustada victoria en la Cámara baja, han perdido el Senado. Buscando culpables se alza la figura de Trump y su extremismo político. El negacionismo electoral de Trump y sus candidatos y el recuerdo de la violencia en el Capitolio levantaron la bandera de la defensa de la democracia tanto en los votantes demócratas como en los independientes, incluso un buen número de republicanos moderados le ha dado la espalda y ha favorecido un resultado positivo para Biden y su partido.

Por décadas se había mantenido una tendencia en las elecciones legislativas intermedias: el partido en la presidencia solía perderlas claramente. Esta vez el resultado no fue tan claro y han logrado mantener la Cámara alta: una clara derrota a la oposición que denota una falta de dirección y liderazgo preocupante.

La mayoría de los republicanos apostaron por hacer campaña desde el talón de Aquiles de Biden: la economía. Sin embargo, el ruido político con temas candentes como el aborto, el negacionismo electoral y la figura de Trump ahogaron sus argumentos y lanzaron la elección hacia posturas viscerales que esta vez no les favorecieron. Fue un error de cálculo causado por su misma división interna.

Trump sigue jugando con la idea de postularse como candidato a la presidencia en el 2024. Desde su red social ha lanzado la culpa del pobre resultado electoral al partido y él ha mantenido un discurso triunfalista en torno a su persona y sus candidatos, aunque esto no será real. Además, se espera que anuncie pronto oficialmente su candidatura, lo que podría movilizar aún más a los votantes demócratas afectando elecciones que se irán a segunda ronda y fomentando aún más la división interna en su partido. Pero a él no le importa, sólo mira por sus intereses.

De confirmarse su carrera por la presidencia, Trump chocaría con la única figura que tiene perfil presidencial en el partido republicano: el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Este político conservador antiinmigrantes ganó la elección que lo confirmó en su puesto por un amplio margen y cuenta con el apoyo de un gran número de personas en la cúpula republicana. Si sobrevive al enfrentamiento con Trump, podría ser la respuesta de su partido para retomar el rumbo.

DeSantis es un político radical con tintes racistas. Sin embargo, al lado de Trump parece una opción moderada que pudiera significar la unidad y el futuro de su partido. El gran peligro es la confrontación que Trump pudiera crear entre su base y el gobernador de Florida. La innegable capacidad de movilizar masas de Trump ya ha acobardado a varios políticos republicanos. Es la hora de la verdad para el partido.