Meloni, al frente del timón

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Giorgia Meloni, primera ministra italiana, vive momentos de alta tensión. En las últimas semanas ha estado al centro de los titulares por diversos motivos: desde su airado intercambio de declaraciones con el presidente francés, hasta las bufonadas de su marido en televisión. Meloni es, sin duda, protagonista de la agenda europea en estos momentos.

Meloni ganó las elecciones bajo banderas que suelen relacionarse con la derecha más declarada. Desde postulados en contra del aborto a una posición intransigente y radical en cuanto a la inmigración. Prometió ser una dama de hierro que se opusiera a las políticas progresistas y más eurocéntricas. Así, Meloni busca recuperar fuerza para Italia en un mapa geopolítico en el que cada vez se desdibujaba más su influencia y quedaba relegada a un papel de segunda.

Si bien es cierto que Italia necesita de una mano firme en el timón luego de la inestabilidad de los últimos gobiernos, desde el delincuente de Berlusconi a la serie de burócratas grises que lo sucedieron, el país ha ido a la deriva movido más por los vientos provenientes de Bruselas que con un rumbo propio. Con Meloni, la promesa de dejar de ser el patio trasero de la Unión Europea es una realidad.

Meloni se ha mostrado como una férrea defensora de los intereses de Italia, incluso cuando éstos van en contra de lo que la Unión marca. Desde sus postulados conservadores hasta su forma de manejar el comercio internacional, Meloni sigue la fórmula de otros mandatarios conservadores de su tiempo: “Italia es primero”. Sin embargo, Meloni dista mucho de ser una disparatada o improvisada en el poder. Con discursos poderosos y enérgicos, ha alzado la voz en contra de la hipocresía de naciones como Francia que apoya la recepción de migrantes sin realmente elaborar un plan de ayuda, solidaridad y responsabilidad compartida con las naciones receptoras, como lo es Italia.

La situación en Lampedusa, ahogada en migrantes, es de emergencia. Meloni ya ha anunciado una fuerte inversión para ampliar los centros de registro y repatriación. Ella será la villana del cuento de miles de historias, pero también es cierto que Europa ha dejado sola a Italia y que por más que los mismos italianos han tratado de ser hospitalarios con los refugiados, la capacidad de la isla es limitada. Se ha hablado por años de tener cuotas de recepción entre los países de la Unión, mientras que lo único que se ve es cómo países como Alemania cierran las puertas y miran para otro lado.

Podemos quejarnos de la inhumana estrategia de Meloni, pero mientras no exista una estrategia internacional que busque remediar las causas de la migración, escenas como la de Lampedusa y “soluciones” como las de Meloni serán lo único que habrá en el horizonte.

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