Montserrat Salomón

Problemas globales, soluciones globales

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En los últimos días del 2022 viviremos con intensidad tres problemas que nos han marcado durante este año y que nos llevaremos como herencia al entrante. La violencia desatada en Latinoamérica debido al crimen organizado, la ola migratoria que dicha violencia más las condiciones de pobreza provocan y la inflación que atenaza la vida de los más vulnerables de nuestro continente.

Para muestra de la crisis humanitaria en la región, tenemos lo que sucede en la frontera con Estados Unidos. Hoy mismo, en El Paso, Texas, miles de migrantes abarrotan los refugios que el alcalde de la ciudad, empático con las necesidades de los migrantes, ha dispuesto para ellos. Sin embargo, la ayuda no es suficiente y hay gente durmiendo en las calles, a la intemperie, en espera de una oportunidad para sus familias. En otros puntos del estado, donde gobiernan republicanos, el trato a los migrantes ha dejado mucho que desear. El gobernador Abbott ha continuado con su cuestionable estrategia de utilizar a los migrantes como objetos de protesta y ha mandado camiones enteros de familias a Washington, en medio de una tormenta invernal, para ganar titulares a costa de la manipulación de las personas.

La mayoría de estos migrantes provienen de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Venezuela, países con gran inestabilidad política, económica y social. La violencia y la pobreza ha hecho inhabitables estas regiones y gran cantidad de jóvenes y familias huyen desesperados a buscar asilo a Estados Unidos. Las leyes internacionales les permiten esto, aunque los gobiernos republicanos quieran ignorarlo.

Trump instauró el llamado Título 42, una ordenanza que permite a los gobiernos fronterizos capturar y expulsar del país a los migrantes sin permitirles el derecho que tienen a la petición de asilo. Esta ley vence en estos días y existe nerviosismo en torno a qué efectos tendrá en el flujo de migrantes hacia las ciudades fronterizas, como El Paso, que ya se encuentran saturadas.

El problema es grave. Los migrantes huyen por razones poderosas que están contempladas en los tratados internacionales y que les dan derecho a pedir asilo. Sin embargo, es una realidad que incluso ciudades empáticas como El Paso ya no pueden recibir más personas. La crisis humanitaria es inminente y requerirá del apoyo de todos para solventarla. Pero haríamos mal en centrarnos, como siempre, en los efectos y no en la causa de estos fenómenos. El crimen organizado, la inflación y la migración son problemáticas globales que seguirán siendo el talón de Aquiles de la humanidad mientras no encontremos soluciones que apunten al desarrollo y estabilidad de los países más vulnerables. En un mundo globalizado, la responsabilidad es de todos.