El clima de tensión en torno al conflicto en Gaza no para. Mientras las universidades estadounidenses se contagian de las protestas en favor del pueblo palestino, el gobierno de EU insiste en hacer malabares políticos al afirmar que no dejará solo a su aliado Israel, pero que no apoyará una incursión militar a la ciudad de Rafah si no se presenta un plan para la protección de civiles.
Biden ha pedido con urgencia a Netanyahu que permita un mayor despliegue de ayuda humanitaria. Mientras tanto, la cifra de civiles muertos, con mayoría de mujeres y niños, sigue en aumento.
En tanto, en El Cairo, la mesa de mediación ha logrado un avance al proponer algunas condiciones para negociar un cese al fuego que daría un respiro a la población y que abre la esperanza de acabar con este conflicto. Egipto ha propuesto un plan en dos fases: en la primera, Hamas liberaría 33 rehenes a cambio del cese al fuego y la liberación de prisioneros palestinos; en una segunda etapa, se pediría la liberación de más rehenes y la entrega de los cuerpos de los rehenes que perdieron la vida a cambio de la liberación de prisioneros palestinos y lo que han llamado “restauración de una calma sustentable”.
Si bien el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha llamado a esta propuesta un ofrecimiento “extraordinariamente generoso de parte de Israel”, hay un par de puntos que ponen en duda que se llegue a realizar o que vaya en verdad a ser un camino hacia la paz. Por un lado, Israel ha aceptado el ofrecimiento a regañadientes, afirmando que su objetivo de seguir su ofensiva hasta erradicar a Hamas no ha cambiado. Además, sigue bloqueando el reconocimiento de Palestina como un Estado miembro de la ONU para evitar que tenga las protecciones propias del derecho internacional. Por el otro lado, Hamas interpreta este acuerdo sólo como una pausa a las hostilidades declaradas y tampoco parece dispuesto a disolverse y cesar su intento de destruir Israel.
Las mismas palabras, tan cuidadosamente seleccionadas en el acuerdo, denotan que este cese al fuego sólo será una pausa en el conflicto. En lugar de hablar de un cese definitivo o de un fin del conflicto, la “restauración de la calma sustentable” es una meta mucho menos ambiciosa en la que ambos bandos denotan que sienten la presión internacional, pero que no piensan pasar página. Sin embargo, es lo más cerca que hemos estado de ver un alto a las hostilidades.
Esperemos que Hamas acepte el trato y por fin podamos ver a los rehenes libres. Ojalá pronto las familias en Israel y en Gaza puedan dejar de temer la noche. Ojalá pronto podamos respirar un poco de paz y retomar la vía diplomática para buscar una resolución del conflicto que no implique más odio y más sangre.