Los tres países más poblados del continente son Estados Unidos, Brasil y México. Por esto, no sería de extrañar que fueran las naciones con más muertes por Covid-19. Sin embargo, hay otras razones por las que los números no dejan de crecer y cada día se rompen récords de muertes y contagios sin que esto parezca alarmar a sus cúpulas gubernamentales.
Hay únicamente dos países en el mundo que han roto la barrera de las 50 mil muertes: Estados Unidos y Brasil. México, por su parte, reporta oficialmente 20 mil; sin embargo, es uno de los países que menos pruebas de detección hace y la controversia entre los números oficiales y la realidad cada vez es mayor. ¿Cuántas muertes no reportadas habrá cuando no hay pruebas en poblaciones enteras y, en las que las hay, el índice de positividad supera el 50 por ciento? Seguramente estamos cerca de la infame marca alcanzada por nuestros compañeros en desgracia.
Brasil supera el millón de contagios ahogado en dimes y diretes entre su presidente y el Supremo. En plena investigación por corrupción contra el hijo de Bolsonaro y con las claras intervenciones del mandatario en favor de su vástago, la pandemia crece bajo sospecha de ser aún peor de lo que parece. ¿Y el presidente? Está muy ocupado tratando de no perder el apoyo militar, evitar ser destituido y manejar sus influencias para salvar a su hijo de la cárcel. Mientras tanto, pobres mueren de hambre, la educación se estanca para la gran mayoría de la población y los contagios no cesan. Pero no se alarmen, el presidente dice que no es tan grave, al menos para él, que todo está exagerado y que los científicos tienen su propia agenda. Evidentemente esto es cierto, la agenda de los científicos y el personal de salud no es la misma que la de Bolsonaro.
En Estados Unidos pasa algo similar. Los noticieros han pasado de escándalo a escándalo como si fueran hojas de un libro. Las protestas antirracistas, el libro de John Bolton que, ahora sí, se decide a hablar y a desligarse de su exjefe al calificarlo de incapaz de ser presidente, Trump negándose a usar tapabocas y menospreciando la crisis sanitaria y económica, y las elecciones… siempre las elecciones. Un nuevo pico en los contagios avisa que la crisis continúa y que puede salirse de control, pero el presidente está ausente mirándose al espejo.
Y en México tenemos similitudes que asustan. Altos funcionarios se contradicen, el Presidente hace giras y la economía ahoga a los más necesitados. La pandemia no cede y estamos a la deriva, mientras nuestras autoridades miran hacia sus propias agendas.
Tres personajes ocupados en la política y descuidando la salud. Manejando los números como quieren. Pero los cadáveres no mienten; yacen callados, pero sus gritos son perfectamente audibles.