Montserrat Salomón

Ucrania, aliados de doble cara

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La guerra en Ucrania está alcanzando un peligroso punto de equilibrio. Mientras las noticias que llegan de ambos bandos proclaman pequeñas victorias, la realidad parece indicar que nos enfrentamos a un escenario desolador: el alargamiento de una guerra que seguirá lastrando la economía y las relaciones internacionales por mucho tiempo más.

Rusia no logró su objetivo de una victoria rápida. Ucrania se defendió con uñas y dientes, apoyada por paquetes de ayuda militar de sus aliados. Estas armas de diversa índole han bastado para que un ejército pequeño le parara los pies a Putin y llegara al impasse en el que estamos.

El presidente Zelenski ha sido un genio de la comunicación en tiempos de guerra. Su figura, ataviado en ropa militar y negándose a abandonar el frente, ha sido suficiente para contrarrestar la enorme maquinaria propagandística de Moscú. También aquí ambos bandos han quedo en tablas.

Zelenski, sin embargo, no ha dejado de presionar a sus aliados para pedirles ayuda más definitiva. Se presentó en los foros más importantes de Occidente y les ha recordado a todos y cada uno de los mandatarios aliados que tienen un compromiso con Ucrania. El resultado ha sido dispar. Si bien se han impuesto sanciones económicas contra Rusia, éstas no han sido definitivas por los fuertes compromisos comerciales que Rusia mantiene con Europa, principalmente en materia energética. Putin sabe que nadie osaría quedarse sin energía por romper relaciones. Es su as bajo la manga.

En este escenario, la nueva petición de Ucrania, tanques alemanes, ha quedado congelada. Francia y Alemania han ofrecido otro tipo de apoyo, porque saben que la entrada de tanques podría romper el equilibrio de la guerra y provocar a una Rusia que ya ha llegado a lanzar amenazas nucleares. Por otro lado, Alemania no quiere tensar en demasía las relaciones con Rusia por su dependencia energética y fuertes lazos comerciales. Alemania está pensando en el tablero geopolítico al terminar la guerra y en preservar una relación cordial con Putin.

El mensaje para Zelenski es desalentador. Sus aliados empiezan a mostrar signos de cansancio. Parece que se inclinan más por buscar el fin del conflicto, negociando lo innegociable para Ucrania, que por dar un apoyo que pudiera darle una ventaja a Zelenski. Han empezado a hacer cálculos de conveniencia.

Rusia, por su parte, ha apostado por la estrategia del alargue y el desgaste. Ucrania poco a poco se quedará sola cuando esta guerra se extienda. Sola y devastada, teniendo que sentarse a la mesa de “negociaciones” en la que el invasor se hará “legalmente” con el botín. De darse este escenario, entraremos en una no tan nueva dinámica global con viejas amenazas nucleares. Un escenario preocupante.