Venezuela, ante el precipicio

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La situación en Venezuela no deja de agravarse minuto a minuto. Ante el fraude más predecible y esperado del mundo, Maduro y su pandilla siguen sosteniendo lo insostenible: una victoria electoral de papel. Todos sabíamos que habría fraude. Lo supimos desde que el régimen tomó descaradamente los demás poderes y se convirtió en una dictadura. Lo supimos cuando desmanteló a las autoridades electorales para llenarlas de sus secuaces.

Lo supimos cuando inhabilitó a la cabeza de la oposición, Corina Machado. Lo supimos cuando evitó la entrada de visores internacionales y dificultó el regreso al país de miles de ciudadanos para ejercer su derecho al voto. Todos sabíamos que habría fraude, pero no esperábamos que fuera tan cínico y vil.

Ahora Maduro, que prometió un baño de sangre si no ganaba, amenaza a los manifestantes con encerrarlos en prisiones de máxima seguridad. Ya no le importa declarar este tipo de cosas que hacen evidente que en Venezuela hay y seguirá habiendo presos políticos. Sin embargo, los jóvenes y los desposeídos siguen llenando las calles sin miedo a nada porque, en la Venezuela de Maduro, no tienen nada ni esperan ya nada.

La OEA, incluidos varios mandatarios de izquierda, ya ha señalado las obvias irregularidades en la elección y piden transparencia, evidencias y un paro a la violencia. Incluso Petro, en Colombia, se da cuenta de que la permanencia de Maduro en el poder pondría en jaque a la región y que implicaría un colapso en las fronteras con Venezuela. Es una situación evidentemente insostenible.

Estados Unidos, en un movimiento sin precedentes, ha declarado la victoria del candidato González. Las evidencias de las actas recogidas por la oposición es tal que, incluso en medio de un tormentoso periodo electoral en el que tomar una posición tan radical en torno a un tema de política exterior es riesgoso, el Gobierno norteamericano se ha manifestado con total contundencia.

Maduro está ciego y se aferra a la presidencia. Tal vez es su necedad combinada con el terror a perder el poder de su equipo más próximo. Cuando te has comportado como un matón y tienes muchas cuentas por saldar, lo único que te queda es aferrarte al poder con todas tus fuerzas. Ellos lo saben, si pierden esta elección serán juzgados dentro y fuera de Venezuela. Esto los vuelve necesitados. Esto los tiene desesperados. Esto los vuelve tremendamente peligrosos.

Maduro incluso está acusado de narcoterrorismo en EU. Es evidente que no dejará el poder por las buenas. Estamos ante un escenario preocupante de violencia: guerra civil, golpe de Estado e intervención extranjera. No demos nada por descontado puesto que Venezuela ha cruzado el punto de no retorno y se asoma a un precipicio de pronóstico reservado.

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Francisco Reséndiz