Una de las realidades más grotescas que vive EU el día de hoy es la violencia con armas de fuego. El día de ayer los noticieros anunciaron como algo ya normal en la sección de notas cortas, al menos cinco tiroteos en donde hubo decenas de heridos y varios muertos. Es un escenario habitual y lamentable. La estadística es aterradora: para un menor de edad es más probable morir por arma de fuego que por enfermedades como el cáncer.
Sin ir más lejos, portales como CNN tienen ya su sección de “tiroteos”, en donde reportan cada día varios incidentes que terminan perdiéndose entre números, sin detenerse en la tragedia que retratan. Portales como Gun Violence Archive reportan que en lo que va del año son ya 315, un promedio que apunta a 2 incidentes al día, con más de 19 mil muertes, siendo 835 de ellas niños.
Son números aterradores y vergonzosos que apuntan a la politización de un problema de violencia que se ha salido de control. Algunas escuelas, por ejemplo, ante la imposibilidad de tener un sistema de control de armas que proteja a sus estudiantes, han optado por medidas de control de daños como promover el uso de mochilas antibalas, detectores de metales, guardias armados, simulacros y la difusión de videos en los que se enseña a los padres a tener pláticas con otros padres sobre si hay armas en sus casas y cómo están resguardadas antes de organizar un playdate con sus hijos.
En concreto, hablando de tiroteos masivos el factor común son las armas de alto calibre, automáticas y semiautomáticas. Estos rifles de asalto, de uso exclusivo del ejército en la mayoría de los países, han sido los responsables de las peores matanzas debido a su poder y a la cantidad de impactos que producen por segundo. Este tipo de arma se vende sin grandes controles cuando su poder excede por mucho el argumento de la defensa propia o la caza. Sin embargo, el lobby armamentista, que llena los bolsillos de muchos políticos, no está interesado en hablar de medidas de control, como lo son el tener meses de espera antes de la compra, verificación de antecedentes penales y evaluación psiquiátrica, verificación de condiciones de resguardo, etc.
Este año se habrían graduado los niños que murieron en la masacre de Parkland. En su lugar, el auditorio mostró sus sillas vacías y sus padres subieron a recibir un reconocimiento en memoria de sus hijos. Estamos por arrancar nuevamente una temporada electoral en la que se hablará del control de armas como si se tratara de una amenaza a la libertad, cuando la amenaza está en las aulas, en las iglesias, en los centros comerciales y en los conciertos. El dinero importa más que la vida de esos niños. Los políticos que se oponen al control de armas tienen las manos manchadas de sangre.