El segundo informe de actividades de la Jefa de Gobierno ha coincidido con el inicio de la temporada de fuertes lluvias que han puesto de manifiesto las añejas carencias de la infraestructura urbana para resolver inundaciones y la consecuente pérdida de bienes materiales y vidas humanas; pero también coincide con la apertura del proceso electoral federal y local. Lo anterior, mientras la pandemia persiste sin cura y mantiene una presencia que ahuyenta la recuperación económica, sin olvidar dos trágicos sismos que segaron vidas y sueños un 19 de septiembre.
Las lluvias torrenciales producen cada año el mismo “espectáculo” recurrente: calles encharcadas, colonias inundadas, transporte público suspendido, ausencia de suministro de energía eléctrica, brote de aguas negras, caída de árboles, automóviles declarados pérdida total, alcantarillas que impiden el flujo del agua por estar obstruidas, personas atrapadas en sus viviendas o vehículos y, lamentablemente, decesos de seres humanos. Sin embargo, con una adecuada planeación y atención los efectos señalados pueden mitigarse o eliminarse.
Los registros del Servicio Meteorológico Nacional dieron cuenta de una precipitación pluvial que rebasó las estimaciones. Que Tláloc nos mandara más agua del cielo no estaba previsto; su pródigo marcó niveles históricos.
Lo que sí puede registrarse son todos los puntos en la ciudad que tienen encharcamientos e inundaciones recurrentes, para trabajar en resolverlos. El Operativo Tormenta del Gobierno de la ciudad es y ha sido insuficiente. La naturaleza de las respuestas ha sido primordialmente reactiva.
Durante décadas, se observa que son los mismos puntos los que tienen problemas por las lluvias, cada habitante es testigo de un sinfín de lugares que sufren los estragos de una tormenta; por ejemplo, al que escribe le consta que a la altura del Eje 10 y Avenida Aztecas, en Coyoacán, brota el agua de las alcantarillas porque está obstruida la tubería y se inundan casas del Pueblo de los Reyes, que está dividido por el Eje; esto ocurre desde hace 25 años. Los gobiernos pasan, el problema es el mismo.
Los gobiernos de la ciudad son deudores de una política eficiente, no es un problema nuevo, pero su vieja y recurrente presencia debería obligar a mejorar la capacidad de respuesta año con año; por eso es constante la tormenta de lamentos y críticas.
Una llovizna que puede anunciar otra temporada de tormentas para la Ciudad de México son las sentencias y medidas cautelares que han empezado a recordarle que existe un ordenamiento jurídico al que debe ceñirse durante el proceso electoral. Para recordar, junto con su partido buscó eliminar la figura del diputado migrante y el Tribunal la mantuvo.
Además, el Instituto Nacional Electoral ordenó que por difusión extraterritorial sus spots, que promovían su informe de Gobierno ya no se transmitieran en Coahuila e Hidalgo, estados en campaña electoral.
Y por último, el PAN ha señalado que existe una prohibición legal local de rendir informes gubernamentales durante el proceso electoral.