Gabinete escalonado

CARTAS POLÍTICAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La virtual Presidenta electa Claudia Sheinbaum está a punto de terminar con el reparto de su gabinete.

Su estrategia de “destapes” escalonados semana por semana ha resultado ser exitosa para controlar la ansiedad de los cuadros dentro de Morena y para matizar la atención mediática por la Reforma del Poder Judicial que produjo especulación y nerviosismo en los inversionistas.

Esta etapa de transición entre el gobierno de López Obrador y Sheinbaum puede que sea la más tersa de la que se tenga memoria. El reto de este periodo no se debe, como en transiciones anteriores, al control del presupuesto del próximo año o al escrutinio de los proyectos terminados y en proceso, sino en cuidar y mantener su capital político, procurando la cohesión de la coalición en el Gobierno y la tranquilidad de las personalidades dentro de Morena.

Durante su administración en la Ciudad de México, su gabinete siempre tuvo una mezcla de tecnocracia y cuota política. Por una parte, contaba con perfiles como los de Andres Lajous, José Merino, Luz Elena Escobar o Jesús Esteva, los cuales se caracterizan por provenir de la academia, de la sociedad civil o de la burocracia técnica. Por otra parte, en su gabinete contó con perfiles como los de Rosa Icela Rodríguez, que si bien ha sido una funcionaria de carrera tiene un fuerte vínculo político con Morena y López Obrador o Martí Batres, uno de los protegidos de AMLO.

Este mismo espíritu de equipo se está replicando en la conformación de su gabinete federal. En el contexto de la especulación sobre la erosión democrática que enfrentaría el país, como resultado de la aplastante victoria de Morena, especialmente en el Congreso y por los anuncios de la Reforma al Poder Judicial, Sheinbaum decidió anunciar que Rogelio Ramírez de la O, actual secretario de Hacienda permanecerá en su puesto durante su gobierno. Lo anterior, para generar calma y tranquilidad en los inversionistas y los mercados y procurar la continuidad operativa y el orden sobre las finanzas públicas.

En una segunda tanda, Sheinbaum anunció, entre otras carteras, a Marcelo Ebrard al frente de la Secretaría de Economía, quien tendrá un rol protagónico en la revisión del T-MEC en 2026 y que será clave ante el potencial retorno de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos. Fue un nombramiento sorpresivo luego del jaloneo por la selección de Sheinbaum como candidata de Morena, que habla sobre la importancia de Ebrard para mantener la cohesión dentro del movimiento pero también del criterio de Sheinbaum para dejar de lado rencillas personales a favor de la estrategia y el proyecto de nación. Días después anunció también a José Merino al frente de una mega Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones.

En una tercera tanda, Sheinbaum mantuvo un perfil técnico en sus nombramientos, colocó a Luz Elena Escobar exsecretaria de Finanzas en la CDMX al frente de Sener, lo que anticipa un enfoque financiero dentro de este sector clave del Gobierno y a Raquel Buenrostro, hoy secretaría de Economía y extitular del SAT, al frente de la Función Pública lo que presagia un escrutinio implacable en la APF.

En una cuarta tanda, Sheinbaum hizo nombramientos más políticos. Colocó a Rosa Icela Rodríguez al frente de la Secretaría de Gobernación, lo que refleja el cuidado que tendrá Sheinbaum en el trato frente a los cuadros más obradoristas dentro de Morena, la relación con el Congreso y con los gobernadores, de mayoría de Morena, pero también la consideración que tendrá esta Secretaría de Gobernación con las fuerzas de seguridad. También nombró a Mario Delgado, presidente de Morena, al frente de la SEP, deferencia que se entiende como un reconocimiento a la impoluta labor que ha hecho al frente de Morena.

Por último, este jueves anunció a Lázaro Cárdenas Batel, como Jefe de Oficina de la Presidencia. Exgobernador de Michoacán, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas y nieto de Lázaro Cárdenas, heredero de una tradición de izquierda.

Con estos nombramientos, Sheinbaum ha dado señales de un gabinete híbrido que valora el expertise técnico y la burocracia de carrera, a la par que combina la carrera política necesaria para llevar a cabo sus proyectos o para mantener la cohesión de su coalición. Se trata, desde mi punto de vista, de una señal de responsabilidad por parte de la virtual Presidenta electa de cara a tres años en los cuales su gobierno tendrá la posibilidad y enorme oportunidad de hacer y deshacer a su disposición.