La Suspirante (II)

CARTAS POLÍTICAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En la pasada entrega de estas Cartas Políticas, cerrábamos con una invitación a reflexionar sobre cómo es que un perfil como el de Claudia Sheinbaum puede competir en una batalla que no busca buenas personas, sino personas populares y capaces de construir alianzas, cueste lo que cueste.

El resultado de esta reflexión no tiene conclusiones sencillas. La primera, en la que nos inducimos en la pasada columna, es que estamos frente a una muy digna aspirante a la silla presidencial: una científica y académica destacada, incluso parte del equipo de Mario Molina, una funcionaria pública responsable durante la administración de López Obrador en la Jefatura de Gobierno del DF, una fuerte defensora de derechos sociales y activista política. La segunda, entre otras, es el entretejido de relaciones que acompañaron y acompañan a la Jefa de Gobierno.

Si se desmenuzan las coaliciones que han construido la carrera política de Sheinbaum, uno no debe partir del PRD, sino del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM. El CEU organizó un movimiento que logró frenar una reforma que limitaba el ingreso y permanencia del estudiantado en la UNAM, durante finales de la década de los ochenta. El CEU fue la fuerza juvenil que impulsó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, nutrida, entre otros, por Imanol Ordorika, Antonio Santos, Óscar Moreno, Carlos Ímaz, Rosario Robles, Salvador Martínez Della Rocca y la propia Claudia Sheinbaum, quienes pasaron a ser partícipes de la fundación del PRD en 1989.

El primer triunfo electoral del PRD se dio con Cárdenas siendo electo Jefe de Gobierno de la capital en 1997 y con López Obrador como presidente nacional del partido. En el gabinete del nuevo gobierno figuraban del CEU, como secretaria de Gobierno, Rosario Robles y como coordinador de Participación Ciudadana, Carlos Ímaz, entonces esposo de Sheinbaum. Cárdenas renunció en 1999 para buscar la Presidencia y Rosario Robles asumió la Jefatura de Gobierno de forma interina, e Ímaz se convirtió en presidente del PRD en el Distrito Federal para lidiar con las elecciones del 2000.

López Obrador es electo ese año Jefe de Gobierno del DF y Claudia Sheinbaum llega a la Secretaría de Medio Ambiente. Debido a la distancia entre AMLO y su secretario de Obras, César Buenrostro, ejerce de manera simultánea y de facto funciones de la Secretaría de Obras. Sheinbaum lidera dos proyectos con personas interesantes. El primero, la construcción de los segundos pisos del Periférico diseñados por José María Riobóo, esposo de la ahora ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel y, el segundo, la construcción de la primera línea del Metrobús, servicio que dirigió Guillermo Calderón por 13 años y que hoy es director del Metro de la CDMX.

En 2002, Rosario Robles asume la presidencia nacional del PRD y, en 2003, Carlos Ímaz es electo delegado en Tlalpan. En esos años, Robles conoce a Carlos Ahumada, un empresario argentino, que termina abruptamente con el inicio de una guerra política. En 2004 se revelaron videos de Gustavo Ponce, secretario de Finanzas del DF apostando en un casino en Las Vegas y de René Bejarano, coordinador parlamentario del PRD en la Asamblea Legislativa del DF, entonces secretario particular de AMLO y esposo de Dolores Padierna, recibiendo dinero por parte de Ahumada. A estos videos, le siguió la confesión anticipada de Carlos Ímaz, quien también fue captado recibiendo dinero por parte de Ahumada.

A partir de estos escándalos, el gobierno de López Obrador se enfrentó a una crisis política que involucró a figuras prominentes del PRD capitalino y administraciones delegacionales. El escándalo alcanzó a Sheinbaum, quien al ser cuestionada por el video de Carlos Ímaz, lo defendió al señalar que Ahumada exigió a Ímaz la designación de funcionarios a modo en la Secretaría de Obras delegacional y puso a disposición su cargo, si así lo decidía López Obrador. Sheinbaum se mantuvo en su puesto y no fue hasta 2006, que renunció para apoyar la campaña presidencial de AMLO y regresar nuevamente a la academia.

Aquí otra pausa: en esta parte de la historia, hemos desmenuzado el tejido de relaciones que han construido la carrera política de Claudia Sheinbaum. Esta historia inicia con la nobleza y la institucionalización de la lucha universitaria que se consolida con la ocupación política de la izquierda en la capital, y termina con la corrupción y el asedio político a una generación. La única sobreviviente de este calvario es la Jefa de Gobierno, ¿por qué? Continuará…