Pedro Sánchez Rodríguez

La Suspirante (III)

CARTAS POLÍTICAS

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En la pasada entrega de estas Cartas Políticas, nos detuvimos con una reflexión: Claudia Sheinbaum es la única sobreviviente política de una generación surgida del idealismo de la lucha universitaria que se diluyó entre la larga y funesta lista de políticos que no pudieron lavarse la cara después de protagonizar escándalos de corrupción.

Para bien o para mal, esa generación fue impulsada por actores políticos que siguen en el andar político de nuestros días y configuraron la estructura de relaciones que llevaron a Sheinbaum al Poder Ejecutivo, primero de la delegación Tlalpan y después de la Ciudad de México. 

La lealtad quizá sea el elemento que mejor define a Claudia Sheinbaum. Si atravesó el calvario que a algunos de compañeros de su propia lucha guardó la cárcel y alejó de la política fue sólo porque dio resultados como funcionaria pública en el Distrito Federal y porque no participó en el juego de traiciones, tropiezos y tropelías que dañaron al gobierno de López Obrador en la capital, sino porque supo provisionar a tiempo su lealtad al capitán del equipo ganador.

No hay forma de comprobar y es ridículo suponer que Sheinbaum se haya ganado la lealtad de López Obrador al adelantarle que su exesposo Carlos Ímaz había recibido dinero de Carlos Ahumada. La verdadera muestra de lealtad no proviene de una traición familiar, sino de no haberse alineado con Rosario Robles y acompañar al Presidente en sus momentos más aciagos: cuando participó como vocera en el movimiento de López Obrador en las polémicas elecciones de 2006 y, cuando aceptó ser secretaria de Patrimonio Nacional en el gabinete del “gobierno legítimo” de AMLO para defender el sector energético de una eventual privatización.

Con el tiempo, Sheinbaum se volvió no sólo una funcionaria pública cumplida digna de la confianza de López Obrador, sino que demostró una fe irredenta a su figura, su personalidad, su moralidad y su proyecto. Aunque se alejó del escaparate político para dedicarse a la academia, fue parte de “Las Adelitas”, una organización de mujeres que organizó brigadas y movilizaciones en contra de la privatización de Pemex durante el gobierno de Felipe Calderón en 2008, a la cual también perteneció, por cierto, Ernestina Godoy, hoy fiscal General de Justicia de la CDMX. 

En 2014 se une formalmente al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de AMLO y se postula a delegada de Tlalpan en las elecciones de 2015 las cuales ganó junto con Ricardo Monreal en la Cuauhtémoc, siendo presidente del partido Martí Batres y Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. En 2016, frente a señalamientos de subejercicio presupuestal, Sheinbaum denunció presuntos hechos de corrupción relacionados con contrataciones en la administración delegacional anterior y trabas por parte de la Secretaría de Finanzas y la Oficialía Mayor para ejercer el presupuesto etiquetado para obras en la delegación.

También denunció a Héctor Serrano Cortés, secretario de Movilidad y principal operador del gobierno de Mancera, por utilizar recursos y programas públicos para beneficiar electoralmente al PRD en la capital. 

En 2017, derivado del sismo del 19 de septiembre, Sheinbaum se enfrentó al segundo hito en su trayectoria: el derrumbamiento del Colegio Rébsamen que produjo la muerte de 26 personas, 19 menores de edad estudiantes del plantel. A la fecha, hay cuatro personas detenidas por el caso: la directora de la escuela y tres personas relacionadas con la obra. Recién este febrero, en representación del Gobierno de la Ciudad de México y como parte del protocolo de atención a víctimas, Sheinbaum ofreció una disculpa pública por el caso. Sin embargo, como suele suceder con tragedias similares, no reconoció responsabilidad alguna de su administración y atribuye el derrumbe a permisos expedidos de manera ilegal por administraciones anteriores. 

Sheinbaum no puede presumir una gestión del todo exitosa en Tlalpan: construyó 13 ciberescuelas para que las personas puedan terminar sus estudios, un sistema de servicios urbanos y poco más. En cambio, aunque fuera responsabilidad compartida con el gobierno capitalino, el secuestro incrementó en 800%, los feminicidios en 77% y las lesiones por armas de fuego en 31%. 

Aun con una gestión polémica en Tlalpan, la lealtad al Presidente y a su movimiento le permitieron ser la candidata de Morena en CDMX. Fue seleccionada sobreponiéndose a Martí Batres, su actual secretario de Gobierno y, al ahora senador, Ricardo Monreal quien señaló: “En el 2017 aspiré a ser Jefe de Gobierno. Gané la encuesta, pero no gané la decisión de quien toma las decisiones”. ¿Cuál es la diferencia entre la lealtad y la congruencia? Continuará…