En México, el año 1985 se asocia con el terremoto del 19 de septiembre, que provocó una movilización extraordinaria de la sociedad civil. En Argentina, con la celebración del juicio contra la junta militar, encabezado por el fiscal Julio César Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo. Un film reciente, dirigido por Santiago Mitre y protagonizado por Ricardo Darín, cuenta con precisión aquel proceso inédito.
La última dictadura militar argentina o Proceso de Reorganización Nacional se extendió desde 1976, cuando un grupo de oficiales derrocó a la presidenta María Estela Martínez (Isabelita Perón), y diciembre de 1983, cuando asumió el gobierno Raúl Alfonsín, vencedor de las primeras elecciones presidenciales democráticas en muchos años. Durante la campaña, en la que se enfrentó al peronista Ítalo Luder, Alfonsín se mostró partidario de un procesamiento judicial de los crímenes de la dictadura.
Pocos días después de asumir, el presdente Alfonsín ordenó la creación de una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Durante 1984, la comisión trabajó en la recopilación de miles de testimonios de personas secuestradas, arrestadas, violadas, asesinadas y desaparecidas. El presidente de aquella comisión fue el escritor Ernesto Sábato, autor de El túnel (1948) y Sobre héroes y tumbas (1961), detractor de las dictaduras militares, pero también crítico del peronismo y el comunismo.
El informe Nunca más (1984), redactado por la comisión que presidía Sábato, documentó 8,961 casos entre muertos y desaparecidos. Esa información fue utilizada directamente por el fiscal Strassera en el Juicio a las Juntas, por el que fueron procesados Videla, Massera, Agosti, Viola, Lambruschini y otros cuatro oficiales que formaron parte de la última dictadura militar argentina.
La película de Mitre recuerda que aquellos cinco oficiales fueron sentenciados, pero los otros cuatro resultaron absueltos. Videla y Massera fueron condenados a cadena perpetua; Viola, Lambruschini y Agosti, a diversas penas de prisión. Lo que no cuenta la película es que algunos de ellos serían indultados por el presidente Carlos Saúl Menem a partir de 1990. Luego volverían a ser encarcelados y amnistiados, sucesivamente, hasta la derogación de las leyes Obediencia Debida y Punto Final, en 2003, y las causas contra genocidio y crímenes de lesa humanidad, promovidas por los gobiernos kirchneristas.
El film de Santiago Mitre, escrito por el propio Mitre y Mariano Llinás, prescinde de la confusa información posterior a 1985 para rescatar un momento fundacional de la democracia argentina. Es bienvenido el ademán, en un contexto como el que vivimos, en América Latina y el Caribe, donde son tan frecuentes los cuestionamientos o los equívocos sobre las transiciones democráticas de fin de siglo. Las nuevas democracias latinoamericanas ya tienen su historia, que debe ser narrada e interpretada en sus propios términos.