Hamlet Lavastida y el Estado profiláctico

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas
Rafael Rojas larazondemexico

En Volverse público (2016), los ensayos de Boris Groys sobre la transformación del arte en la esfera pública global, se habla de las borrosas fronteras entre la estética y la política en el siglo XXI. Dice Groys que basta con que un artista reaccione utópicamente ante su entorno para que promueva el disenso en su comunidad.

La efervescencia mediática y las redes sociales favorecen esa politización del arte contemporáneo. Estados, gobiernos e instituciones culturales tratan de adaptarse al nuevo contexto por medio de la flexibilización de sus normas jurídicas y estéticas. Pero hay estados, como el cubano, decididos a avanzar en la dirección contraria.

Hamlet Lavastida (La Habana, 1983) es uno de los artistas de mayor prestigio nacional e internacional de su generación. Graduado del Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana en 2009, Lavastida, como Reynier Leyva Novo y otros jóvenes artistas, fue alumno de la Cátedra de Arte de Conducta que creó y encabezó Tania Bruguera.

El arte político es como el aire que se respira en esa generación. Lavastida trabaja con imágenes, símbolos e íconos de la historia del Estado cubano. Logos del Partido Comunista de Cuba, siluetas de Fidel Castro, recortes del periódico Granma, fotos de congresos gubernamentales o manifestaciones oficiales conforman el material con que traza la historia crítica del poder en la isla.

Lector de Orwell y Arendt, a Lavastida le interesan los momentos en que el poder produjo purgas, como el “sectarismo” o la “microfracción” en los 60 o la ejecución del general Ochoa en el 89, experimentos de reclusión como las UMAP, censuras o acosos al campo cultural como los del film PM y el cierre de Lunes de Revolución en 1961 o el caso Padilla y el Congreso de Educación y Cultura en 1971.

La obra de Lavastida se ha mostrado en el Centro Wifredo Lam de La Habana, el Festival de Performance de Tokio, The 8th Floor en Nueva York, el Centro de Arte Contemporáneo de Gdansk, Carlos Garaicoa Open Studio en Madrid o el Centre Clark de Montreal. En una reciente estancia en Berlín, Lavastida desarrolló el proyecto “Cultura Profiláctica”, donde profundiza en la historia de la persecución policiaca del arte en Cuba.

Como avatar de su propia obra, llegando a La Habana, el artista fue arrestado en Villa Marista, conocido centro de detención de la Seguridad del Estado. Con todas las irregularidades y violaciones al debido proceso, que abundan en la isla, Lavastida está siendo acusado de “instigación a delinquir” por proponer marcar billetes con logos del movimiento independiente 27N, al que pertenece.

El proceso judicial contra Hamlet Lavastida sigue el mismo patrón profiláctico que expone en sus obras: criminalizar a un artista para proteger a la comunidad de la politización del arte. A las tantas contramarchas de ese régimen habrá que agregar esta: tras enarbolar por décadas el ideal del artista comprometido, ahora aspira al arte conformista.

Temas:
TE RECOMENDAMOS:
Guillermo Hurtado