La iniciativa sudamericana de Lula

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Rafael Rojas*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

El tono de discreción con que la cancillería brasileña convocó una reunión de presidentes suramericanos, en el Palacio Itamaraty, de Brasilia, denota un especial cuidado diplomático para una región profundamente dividida, a pesar de su mayoría de gobiernos de izquierda.

La embajadora Gisela Padovan, secretaria para América Latina y el Caribe de la cancillería brasileña, ha dicho que el objetivo es “retomar un diálogo truncado en los últimos años” por las “diferencias de visión y divergencias ideológicas entre los países”. La iniciativa brasileña no parte de grandes propuestas de reactivar Unasur o Mercosur, o de encendidos discursos integracionistas. Sólo se propone sentar a todos los mandatarios y derivar del encuentro preocupaciones comunes.

Algunos medios han querido interpretar la ausencia de Dina Boluarte como un veto, pero lo cierto es que la presidenta no asiste por una decisión interna del bloque gobernante en Perú. En su lugar va Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros, quien forma parte del actual gobierno peruano y defiende su constitucionalidad.

Otárola compartirá la misma mesa con gobernantes como Gustavo Petro o Gabriel Boric, que han cuestionado la destitución y encarcelamiento del presidente Pedro Castillo, pero tampoco han llevado el diferendo al nivel de crispación personal del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Como muestra de su incontrolable impulso de marcar agendas, Nicolás Maduro llegó a Brasilia antes del inicio de la reunión, en gesto que recuerda a Miguel Díaz-Canel en la cumbre de la Celac en México, en 2021. El presidente Lula da Silva lo recibió con un discurso que cuenta sólo una parte de la terrible crisis política, económica y social que ha vivido Venezuela en los últimos seis años y que ha producido un éxodo de cerca de siete millones de venezolanos.

La visión que el presidente brasileño transmitió fue que lo que ha sucedido en Venezuela es resultado exclusivo de las sanciones de Estados Unidos y del reconocimiento de Juan Guaidó, expresidente de la Asamblea Nacional, el parlamento legítimo venezolano, desconocido e intervenido por el gobierno de Nicolás Maduro.

El encuentro de Lula y Maduro fue bilateral, pero habría que ver cuáles serían las posiciones de todos los mandatarios convocados, si el tema venezolano se debate francamente en la cita de Brasilia. Difícilmente, todos estarían de acuerdo con que la crisis de Venezuela está provocada, como ha dicho Lula, por una “narrativa sobre el autoritarismo”.

A pesar de este sesgo inicial, agenciado por el bloque bolivariano dentro de un foro más abarcador y heterogéneo, la reunión de Brasilia es prometedora. Como bien ha sostenido la cancillería brasileña, es preciso dejar a un lado los recelos y las reyertas inútiles y tratar de reconstruir una plataforma común que pueda dialogar de tú a tú con otros bloques como la Unión Europea, los BRICS y o el Sudeste Asiático.

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