La más reciente encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag),a dos semanas de las elecciones argentinas, altera estimaciones asentadas tras las elecciones primarias de mediados de agosto. Javier Milei seguiría llevando la delantera con más del 33 por ciento de intención de voto, seguido de cerca por Sergio Massa, el candidato kirchnerista, con una desventaja de cerca de un punto.
En una tercera posición, más alejada, Patricia Bullrich, de la coalición Juntos por el Cambio, estaría rondando el 28 por ciento de las preferencias electorales. De confirmarse esta distribución en la contienda de octubre, Milei y Massa irían a una segunda vuelta, en contra de buena parte de los pronósticos que vaticinaban un cierre entre la ultra y el centro derecha.
Una segunda vuelta sigue siendo un escenario complicado para el kirchnerismo, ya que muy probablemente una parte del electorado de Bullrich favorecería a Milei. Pero, ante el posible triunfo de este último, otra zona del electorado puede movilizarse para impedir que llegue a la Casa Rosada alguien que promete dinamitar el Banco Central, que acusa al Papa Francisco de ser “el representante del maligno en la Tierra” y que promete cortar los vínculos con China, primer socio comercial de Argentina.
Si hasta aquí Massa había jugado la carta de la moderación, para distinguirse del presidente Fernández y, sobre todo, de la vicepresidenta Fernández de Kirchner, ahora su discurso centrista probablemente se acentúe aún más, con el propósito de atraer el voto de derecha. La izquierda peronista y kirchnerista, mayoritariamente, practicaría un voto útil a favor del actual Ministro de Economía.
En la provincia de Buenos Aires, por otro lado, el triunfo del kirchnerismo, con la candidatura de Axel Kicillof, parece seguro. La misma encuesta del Celag da al candidato oficial cerca de un 40 por ciento de la intención electoral y casi siete puntos de ventaja por encima de Néstor Grindetti, el candidato de Juntos por el Cambio. Si a la ventaja de Kicillof en la provincia de Buenos Aires se suman los apoyos legislativos del kirchnerismo regional, la perspectiva del partido oficial en Argentina no sería tan desventajosa.
Todo parecería indicar que el pronóstico de Cristina Fernández de Kirchner está cumpliéndose. Desde hace meses, la vicepresidenta advirtió que una fractura de la intención de voto en tres partes, relativamente iguales, podía acabar zanjándose en dos, una vez que la derecha extrema rebasara al centro derecha. Y en ese desenlace el factor miedo se voltearía a favor del kirchnerismo, dada la incertidumbre que generaría un gobierno de Milei.
En dos semanas puede pasar cualquier cosa, pero algo que por lo visto se mantiene estable es que la intención de voto de Milei no traspasa el umbral del 33 por ciento de su electorado básico. Ese tope está directamente relacionado con la falta de confianza que su candidatura trasmite a sectores descontentos con el gobierno actual.