Todas las masacres

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Rojas
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La frase de Montaigne, “el bien público requiere de la mentira, la traición y la masacre”, se ha interpretado como muestra de la razón escéptica del gran pensador francés. En lectura de María Zambrano, el pasaje entrañaría también una denuncia de la hipocresía y un llamado a reconocer todas las masacres.

Las guerras simultáneas en Ucrania y Gaza han producido una disputa por la visibilidad, que hace actual aquel reclamo de ver y admitir todas las masacres. Mayoritariamente, la prensa occidental da más visibilidad a la primera que a la segunda, pero en los flancos más críticos de Israel tiende a producirse una opacidad de las otras guerras.

La masacre en Gaza ya ha cobrado más de 41,000 víctimas, pero, como se infiere del último libro de Enzo Traverso, la ruta de la medición de la muerte o el cálculo comparado de las víctimas no es recomendable ante ningún genocidio. La crítica de Traverso a la descontextualización o suspensión de la historia en el análisis del conflicto entre Israel y Palestina también es válida para otras guerras del siglo XXI.

Varias de las refutaciones de Traverso en Gaza ante la historia (2024), a la equivalencia entre perpetradores y víctimas, a las fake news y la postverdad o a la reducción ideológica del conflicto (lo mismo a la pugna entre antisemitismo y sionismo o entre colonialismo y resistencia) podrían extenderse a otras guerras de las últimas tres o cuatro décadas como las de los Balcanes o el Medio Oriente e, incluso, a las masacres de los últimos autoritarismos latinoamericanos, incluido el mexicano.

Todos esos reduccionismos, como recuerda Traverso, provienen de simplificaciones mediáticas de la historia. En el caso de Gaza, se quiere localizar el origen en los ataques terroristas de Hamas, el 7 de octubre de 2023, que Traverso llama “atroces”. Ese falso origen funcionaría como una “epifanía negativa” que oculta el saldo de la colonización, el racismo y el despotismo de Israel contra la población de la franja.

Al colocar a Gaza en el centro de la historia, Traverso expone con claridad que esta masacre tiene otras como antecedentes precisos. En 2008 las fuerzas de Tzahal dejaron 1,400 muertos en la franja, 170 en 2012, 2,200 en 2014, 186 en 2018 y 2,048 en 2023. En los quince años que antecedieron al 7 de octubre de 2023 habían muerto 6,400 palestinos.

También la masacre del 7 de octubre tiene sus propios antecedentes y Traverso se detiene en uno de ellos: el de Deir Yassin en 1948, cometido por Irgún y Leji, donde perdieron la vida 130 judíos y 117 palestinos. Esas viejas historias del terror explican fenómenos como el 7 de octubre y la implacable ofensiva militar más reciente de Israel.

La causa de los palestinos de Gaza y Cisjordania no podría ser más legítima. Pero es inevitable que en una situación de conquista y humillación surjan actores que opten por métodos terroristas. La cada vez mayor recurrencia al terror es obra de la guerra misma y de un acallamiento de voces moderadas en los dos lados.