Crimen y vida cotidiana

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano
Rafael Solano Foto: larazondemexico

Esta semana se llevó a cabo el Congreso Nacional de Ciencias Sociales, que se desarrolla en los Institutos de Investigaciones relacionados con Ciencias Sociales de la UNAM. Los temas a tratar son sobre las ciencias sociales y los retos para la democracia mexicana, nada más actual.

En las salas se discuten temas de amplio interés para la academia en lo social y político, que al final desembocan en preocupaciones sentidas de la sociedad, divididos en temas que van desde acciones colectivas, participación ciudadana, actores políticos, geopolítica, democracia, salud mental, política social y desigualdad, educación, procesos urbanos, estudios de género, feminismo, migraciones, agricultura, tecnología, violencia e inseguridad, salud, adultos mayores, religiones, inteligencia artificial y lo relacionado con las ciencias sociales.

Desde luego una mesa magistral estuvo relacionada a las elecciones, participación política y el futuro institucional, donde participaron catedráticos de amplia trayectoria académica y profesional. Y se tuvo conferencias como sobre esta “democracia fatigada” en que pareciera ser que la sociedad occidental comienza a vivir.

Personalmente moderé una mesa sobre crimen organizado donde investigadores de distintas universidades, compartieron sus trabajos sobre la conceptualización de militarización, sobre la experiencia vecinal ante el crimen, y finalmente cómo esta violencia afecta la vida cotidiana de las personas. Los relatos de la observación participante de estos expertos sobre dichas realidades son realmente increíbles respecto a la penetración que alcanza la delincuencia en diversos territorios del país.

Las narraciones son interesantes, aunque a la vez petrificantes, sobre cómo la población se resguarda en su cotidianidad: el que puede tiene guardias y cámaras, hay a quienes les alcanza para una reja y un perro, otros a quienes les alcanza sólo para la reja, otros a quienes sólo para el perro, y en última instancia algunos más se resguardan en tener a un familiar con la “voz de hombre” para que vean que existe “alguien con fuerza en la casa”, en un retrato de la masculinidad de la violencia.

Estudios que nos muestran cómo el crimen organizado ha desarrollado tal capacidad de tener ubicados y vigilados a los habitantes de un territorio, a través de grabaciones con drones que sobrevuelan y vigilan quiénes viven en los hogares para identificar rápidamente “quién no es de ahí”. O cómo en fiestas patronales algunos jefes del crimen participan abiertamente como padrinos, lo que genera como consecuencia una simbiosis en lo social, en la que algunos líderes delincuenciales se convierten en proveedores de “tranquilidad” para la población. Claro, hasta que otro grupo les disputa el territorio.

Pero algo más complejo es cómo esta nueva “cultura”, ha provocado el crecimiento de la merch con sus marcas y slogans, mismas que son difundidas en dichos territorios por medio de playeras, gorras, chalecos, y todo tipo de accesorios y gadgets, que resultan atractivos para algunos jóvenes que ven en esa promoción algo atractivo para “enrolarse”.

Los relatos de investigación participantes son extraordinarios, y vienen acompañados de un increíble material audiovisual. Por obvias razones, los investigadores mantienen un perfil bajo y no se describen en este texto, sin embargo, es parte de lo que se discute en el Congreso de COMECSO, donde desde la academia se buscan aportes para la resolución de problemas sociales, en este caso, cómo el crimen ha impactado nuestra vida cotidiana.

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