Rafael Solano

Partidos: sin respuesta inmediata

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En un extraordinario compendio sobre el malestar con la representación en México, Sol Cárdenas Arguedas y Francisco Reveles abordan la crisis de la representación de los partidos mexicanos. En él abordan lo que se vive en el mundo y en América Latina: uno de los problemas que se presenta es la desafección hacia los partidos políticos; es aún mayor donde la democracia aún no se ha consolidado o en donde su calidad deja mucho que desear. Para medir la calidad democrática Morlino establece cinco dimensiones: las primeras tres son procedimentales (imperio de la ley), rendición de cuentas (accountability) y reciprocidad (responsiveness); las últimas dos son sustantivas: libertad e igualdad.

Específicamente en lo referido a la responsividad, es la capacidad de respuesta de los gobernantes (partidos) a las demandas de los gobernados en el corto plazo, se diferencia de la responsabilidad, en términos de temporalidad, demandas y contextos, puesto que esta última se vincula con las necesidades de largo plazo en el contexto nacional e internacional.

Esto es lo interesante, en México ningún partido político ha adoptado en su plataforma, o en su discurso, la responsividad inmediata. Lo que escucha la ciudadanía constantemente son discursos sobre la responsabilidad de largo plazo.

El tema cobra sentido porque la demanda ciudadana está ahí, suficientemente sustentada académica y socialmente. En términos directivos podríamos decir que el “Core Business” de la responsividad que hace falta a los partidos está aquí:

· Disminuir su predominio para más acceso al ciudadano y la participación social. Aquí también hablamos de candidaturas y espacios de servicio público.

· Reducir sus presupuestos y transparentarlos.

· Fortalecer los organismos autónomos.

· Un compromiso fundamental por el combate contra la pobreza y la desigualdad.

Y aquí es donde entra la temporalidad. Como se mencionó anteriormente, no es un asunto de responsabilidad futura, sino un asunto de responsividad inmediata.

Pensemos en lo siguiente; en un mundo donde los hábitos de uso y consumo se han dinamizado con el cambio digital. Los usuarios son más proclives a mostrar descontento si no observan resultados puntuales y rápidos. Ese es el enfoque que han adoptado las plataformas digitales, resolución rápida de asuntos. Hoy podemos observar a los actores económicos esforzándose e invirtiendo una inmensa cantidad de recursos de todo tipo por resolver demandas de los usuarios in situ.

El mundo ya cambió, y el enfoque de los dirigentes políticos también debe observar ese cambio; hoy no solo está en tela de juicio la responsabilidad en sus decisiones, sino también la responsividad inmediata a las demandas ciudadanas. Bien valdría invertir una buena cantidad de su capital político en resolver lo que ya conocen y saben del enojo de la gente. De lo contrario será imposible que los usuarios de la democracia, es decir los ciudadanos, no estén descontentos. Respuesta inmediata. Aquí y ahora dirían algunos.