Señales electorales hacia 2024

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Rafael Solano*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En la prospectiva ocurren algunos síntomas que nos hablan de discontinuidades estratégicas, rarezas, situaciones novedosas, fragmentos de información controversiales que comienzan a hacer ruido en el ambiente, incluso elementos desestructurados o incompletos, que se perciben, pero no son tomados con un alto interés por gran parte de los actores políticos. Estos síntomas son conocidos como Señales Débiles.

Un ejemplo de Señales Débiles ocurrió en 2016, después de la elección intermedia donde el PRI refrendó su mayoría. En los levantamientos realizados por Parametría en febrero de ese año, se observaba un sensible incremento de Morena en las preferencias electorales, como una fuerza emergente, pero en un lejano tercer lugar. Difícilmente algún analista se habría aventurado a decir en ese momento que Morena arrasaría en la elección de 2018, y que el PRI y el PAN caerían en sus peores crisis históricas. Sin embargo, los síntomas estaban a la vista, titilantes y desestructurados, para convertirse en tendencia y finalmente en una realidad.

Por ahora propongo algunas señales débiles que debemos observar con detenimiento:

· La inmovilidad de los principales candidatos de Morena. Tiene meses que no cambian en las preferencias, esto lo muestra Campaigns & Elections (CE) (Telefónica), Arias (Facebook) y México Elige (Facebook). En la medida en que continúen así, sus aspiraciones se volverán más costosas.

· La influencia del presidente sobre el proyecto de la Jefa de Gobierno. De acuerdo a CE, 65% cree que el presidente ayuda a posicionarla. Esto es una señal de que se le observa como “La candidata del presidente”. El síntoma es que en el México de la democracia electoral nunca ha ganado “el preferido del presidente”.

· La salida del PRI de los primeros 3 lugares de afinidad partidista de los mexicanos, por primera vez en la historia, en febrero de este año (Enkoll en vivienda). Una señal de que el PRI no se está reposicionando como marca en la preferencia de la ciudadanía.

· El posicionamiento de Luis Donaldo Colosio (emergente) y Ricardo Anaya (consistente) como opciones en la oposición. (Reforma, El Financiero, Campaigns & Elections, Arias, México Elige, Enkoll). En ambos casos, manifestación de que el conocimiento de nombre y de cambio de generación están importando. En el primer caso soportado por un partido en crecimiento. En el segundo caso ¿por qué asumir que Anaya solo podría estar en el PAN cuando su posicionamiento de nombre es superior al de la marca partido? ¿por qué no abrir los escenarios a más posibilidades? Parece una locura, pero por qué no pensar en esa débil señal.

· Dos partidos que todos dan por sentados PVEM y PRD. En el primero, la consistencia de la fuerza de Ebrard y sus aliados en el PVEM. Desde octubre de 2021 se informó que, en las redes de apoyo a las aspiraciones del secretario, los principales cuadros son verdes. Si le imponen candidata ¿tendría la fuerza de mover al PVEM hacia otra alianza? En el segundo caso, el PRD, se ha estado intentando reconfigurar hacia la socialdemocracia, si encontrara una nueva coalición competitiva en la oposición donde tuviera mejores rendimientos electorales ¿podría repensar su alianza con Va por México?

Las señales débiles nos muestran síntomas titilantes de reconfiguración de escenarios rumbo a 2024. Debo insistir en que son señales, que, de continuar con una intensificación o articulación, podrían comenzar a plantear tendencias. El objetivo de esta columna es simplemente abrir el ojo al analista o al lector para pensar fuera de la caja y olfatear estos elementos desestructurados. Así que atentos, a esas débiles señales que pasan frente a nosotros rumbo a 2024.

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