Política de energía eléctrica de Sheinbaum

BANDA ANCHA

Roberto García Requena*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Roberto García Requena
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Con la llegada de la administración del Presidente López Obrador se quedó trunca la reforma energética impulsada por su antecesor. Se cancelaron proyectos de transmisión por un valor de 2 mil millones de dólares, así como rondas de subastas para generación de energía eléctrica.

También se modificaron leyes secundarias, reglamentos administrativos, y se intentó, incluso, reformar la Constitución Política. Más allá del debate ideológico respecto a la soberanía del Estado en materia energética, la situación del abasto de energía eléctrica en México está ya en entredicho.

México necesitó importar de Estados Unidos 23 millones de megawatts/hora durante 2023 para poder enfrentar la demanda interna de electricidad; un récord histórico, de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía.

La demanda ya rebasó a la oferta y el Estado no puede solo en el abastecimiento de energía eléctrica. Por ello es por lo que se necesita, sin lugar a duda, de la participación del sector privado en este sector de la economía.

Sin embargo, los inversionistas ven con mucha cautela a México como país destino de su dinero. El cambio de reglas, como ya mencioné, es un factor que espanta al capital privado. Se necesitan establecer reglas claras, generar seguridad jurídica y una regulación certera y transparente que aliente la inversión privada.

El principal obstáculo del llamado nearshoring en México es el abasto de energía eléctrica. Las empresas transnacionales que buscan establecer sus plantas en este país para atender el mercado norteamericano encuentran que sus necesidades de consumo eléctrico muy probablemente no podrán ser satisfechas.

La administración de Claudia Sheinbaum tendrá que establecer y ejecutar una política de energía eléctrica que busque asegurar el abasto en todo el país. Para ello van a necesitar de la participación de inversión privada.

Si no hay políticas y regulaciones estables y sólidas, un marco legal y contractual que dé certidumbre y un órgano regulador fuerte, independiente y autónomo del Ejecutivo, difícilmente van a convencer a los inversionistas, nacionales y extranjeros, de participar en la creación de infraestructura para satisfacer las necesidades de electricidad en el país.

En otro tema. A estas alturas parece inevitable una victoria de Donald Trump en los comicios norteamericanos del mes de noviembre. El atentado en su contra ha elevado considerablemente sus posibilidades de acuerdo con diversas encuestas. Además de que Biden aparentemente no se quiere bajar de la candidatura del partido demócrata, lo cual le allana todavía mas el camino al republicano.