Lo que se juega cada partido en el Estado de México

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

La elección del Estado de México se lleva a cabo en el quinto año de cada sexenio. Es, por esto, la antesala de la sucesión presidencial.

En 2023, tanto Morena como la oposición se juegan mucho en este proceso electoral. Tanto interna como externamente.

Morena, junto a sus aliados del PES y el Partido Verde, gobierna 22 entidades. De ganar el Estado de México y Coahuila, la otra gubernatura en disputa en 2023, llegarían al final del sexenio con tres cuartas partes de las entidades bajo su control.

Pero el Estado de México tiene un peso aparte. Con más de 12 millones y medio de electores, es el padrón más grande del país y el último bastión del priísmo en el país.

Internamente, más de 60 aspirantes se inscribieron al proceso de selección. Pero la lista de aspirantes reales se limita a cuatro. Con la ventaja del género de su lado, la Secretaria de Educación, Delfina Gómez, parece la favorita al encabezar la primera encuesta entre precandidatos, que midió el nivel de conocimiento de cada uno de ellos.

Con la elección en Coahuila coincidente, donde Morena no tiene una precandidata mujer bien posicionada, parecería lógico que, si la más conocida es una mujer, sea ella quien se quede con la candidatura.

Entre los aspirantes hombres parece que los calificados a la encuesta final serán el Senador Higinio Martínez; el Director General de Aduanas, Horacio Duarte; y el alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis.

Martínez, líder histórico del principal grupo de izquierda en la entidad y padrino político tanto de Gómez como de Duarte, parece acorralado al no contar con la simpatía del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador y de la dirigencia nacional de Morena.

Y es aquí donde internamente la situación se vuelve interesante para Morena. Porque de no ser favorecido con la candidatura Martínez, la operación cicatriz que haga la dirigencia de Morena con el senador será clave. De provocar un rompimiento brusco, y acercarlo a la oposición, podría complicarse una elección en la que arrancan como francos favoritos.

Del lado de la oposición el panorama es aún más complejo.

Para el PRI, el Estado de México es su último bastión. A lo largo de este sexenio han caído, uno a uno, los estados que mantenía bajo control. Hoy, fuera del Edomex y Coahuila que se jugarán en 2023, sólo un priísta gobernará en todo el país a partir de 2023, Esteban Villegas en Durango.

El PRI es un partido que nació en el gobierno. Sus militantes y sectores, se entienden en la lógica de la relación con el poder. De perder esta elección, el futuro del otrora “partidazo” se ve muy negro.

Pero para aspirar a mantener esta gubernatura, necesitan consolidar la alianza con el PAN. Cosa que no será fácil. En el blanquiazul, Enrique Vargas, coordinador de los diputados locales, es un aspirante que nada le pide a los precandidatos priístas, por lo que, para ceder la candidatura al PRI, el costo podría ser demasiado alto.

Y sumado a esto, Movimiento Ciudadano cuenta con Juan Zepeda, exalcalde de Nezahualcoyotl y excandidato a la gubernatura, hace 6 años, que dejó una muy buena impresión en esa campaña. Si bien es complicado un triunfo de Zepeda sólo abanderando a MC, si podría dividir el voto antimorena.

Es aquí cuando esta elección puede volverse, más que nunca, la antesala de la sucesión presidencial del 2024. Porque desde el PAN, tendrán que tomar la decisión estratégica de mantener a toda costa la alianza con el PRI, o soltarles la mano, cavando su tumba, y arrancar una alianza con Movimiento Ciudadano que podría ser un laboratorio para una coalición similar en 2024.

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