Hace una semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador cumplió dos años al frente del gobierno de México.
Como es costumbre, se publicaron diferentes encuestas que indicaron un repunte en su popularidad. El presidente presumió de ese respaldo en su mensaje a la nación, pero para entender el trasfondo y, sobre todo, el potencial de su popularidad, hay que entrar a los detalles de las mediciones.
La mayoría de las encuestas colocaron la popularidad de AMLO alrededor del 60 por ciento. Un número, sin duda, muy positivo para el contexto de crisis sanitaria y económica en el que vivimos.
Entrando al detalle, por ejemplo, en la encuesta de Alejandro Moreno en El Financiero, el principal positivo del presidente es su honestidad (60%), seguida de su liderazgo (50%) y muy lejos está la capacidad de dar resultados (37%). Ahí empieza a mostrarse que el respaldo que genera AMLO es a su persona.
Y cuando se pregunta si aprueba o desaprueba el trabajo que está haciendo su gobierno, en todos los rubros el apoyo es menor al 50 por ciento. Va desde el 41 por ciento en educación, 28 por ciento en seguridad, 25 en economía y sólo 11 por ciento en feminicidios.
Es decir, el respaldo al presidente tiene un muy bajo índice de transferencia, incluso a lo que más podría identificarse con él, que es su gobierno.
Este detalle es relevante para lo que viene el próximo año. La apuesta de Morena y los partidos aliados del presidente es, una vez más, acercarse a la figura del presidente y “colgarse” de su popularidad para ganar las elecciones locales y federales de 2021.
El problema, es que, si López Obrador no ha logrado transferir su apoyo a su propia administración, será mucho más difícil que lo haga a los lejanos candidatos locales en cada una de las entidades del país.
En los próximos días, los partidos de oposición entrarán a sus procesos internos de selección de candidatos. En el caso del PAN, serán los militantes los que, en su mayoría, elijan a quienes representarán a ese partido en los diferentes procesos electorales.
En este momento, es natural que el discurso, dirigido a esa militancia, se centre en el contraste con el principal adversario para los panistas, AMLO.
Pero es importante que la oposición entienda que, pasados los procesos internos, la mejor posibilidad de vencer a Morena está en sus candidatos locales. AMLO es, y seguirá siendo, el mayor activo de Morena y sus aliados.
La oposición tiene posibilidades reales de evitar la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados y de ganar hasta la mitad de las gubernaturas en disputa. Pero deben leer y entender bien el contexto.
En el concurso de popularidad que terminan siendo las elecciones en México, el jugador más aventajado se llama Andrés Manuel López Obrador. Pero afortunadamente para ellos, no estará en las boletas.