Salvador Guerrero Chiprés

Trump, de aquí a la Luna

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Salvador Guerrero Chiprés
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Todos somos iguales ante la realidad.

De eso tienen la ilusión los periodistas, académicos, políticos liberales estadounidenses y los dueños de los medios opuestos al protagonista. Tal vez hasta Donald Trump, el principal beneficiario de las fantasías del pueblo blanco, conservador y machista, quien desde su intoxicantemente llamativo ánimo demuestra que le será muy fácil aprovechar los ataques en su contra: cree en lo que dice.

Más fácil es llegar a la presidencia así en el 2024 que para la NASA arribar de nuevo a la Luna. Y el contraste entre el equilibrado Joe Biden y el toro de lidia de peluca sembrada se acrecienta. Uno se escurre de la bicicleta el otro sobre la basura toma vuelo y redespega como cohete.

Trump entra en la realidad como en la veintena de ocasiones que ha ingresado protagonista de su propio cameo a series de televisión y películas a lo largo de su vida. Mal actor, pero extraordinario generador de la polarización indispensable que define la política de todas las épocas, antes incluso de que hubiera medios de comunicación masiva o existiera la palabra “populismo”, siendo esta hija lejana de “demagogia”.

El colombiano y el afrodescendiente, representantes del poder judicial y de la fiscalía, quienes escuchan los 34 cargos contra el impuro Trump, son vistos como símbolos de “justicia poética” por los biempensantes que son máximo jurado de este racista “demonio” corpulento que habita la cultura gringa desde hace décadas; ha sido Presidente de Estados Unidos y a pesar de los cronistas en contra, no parece haber entregado un ápice de su altivez tóxica —be politicaly correct or fucking die—mientras se presenta voluntariamente ante las autoridades en el bajo Manhattan en donde lanzan señales de triunfo sus opositores y aullidos de respaldo los simpatizantes.

Un segundo periodo presidencial a la vista si continúa este ritmo de posicionamiento público. Otra vez.

“No culpable”, se leía ya este martes en miles de gorras y camisetas dispuestas para simbolizar todo aquello que lo políticamente correcto ha marginado sin vencer y eventualmente convencer. Un nuevo negocio para recaudar más fondos. Trump habría empleado 130 mil dólares para callar la aventura o episodios con una estrella porno. Cerdo lascivo. Trump habría encubierto relaciones extramaritales con una de las percibidas como semidiosas de la belleza de Playboy. Infeliz adúltero.

Trump parece menos hipócrita y mentiroso que Bill Clinton, quien negó todo hasta que Mónica afirmó que tenía el vestido con semen procedente de la lujuria del esposo de Hilary, una característica ni demócrata ni republicana. Lujuria simple ante la cual Estados Unidos o todos los estados nacionales tienen mucho que decir, aunque nada que hacer como sucede ante el fentanilo.

El acusado viajó en su jet privado desde Florida para comparecer unos minutos y los cronistas en el circo que le montan, sostienen que el policía al frente de él no le sostuvo con amabilidad la puerta por que ante la ley “todos son iguales en Estados Unidos”. Mientras tanto, la NASA prepara la nueva misión a la Luna.