Vivir sin miedo... para vivir

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El narcisista, el envidioso, el que utiliza controles sobre los demás para ocultar su sentimiento de inferioridad, el que no ha resuelto en sí mismo heridas, traumas; el que padece la celotipia incontrolable y se siente obligado a revisar el celular de su pareja, controlar su horario y ubicación.

El macho mexicano, viva en las Lomas de Chapultepec, en la montaña de Guerrero, en San Pedro Garza García, en Tapachula o en la zona este de Tijuana.

Es una enumeración de estampas para aludir al perfil del agresor de las mujeres y a la naturaleza socioeconómica diversa del depredador que se encuentra en el 80 por cierto de los casos dentro del propio hogar de la víctima femenina y ha establecido con ella alguna relación sentimental.

El análisis de los datos y diversos estudios indican que temor, impunidad, corrupción o vergüenza impactan y contribuyen a la atmósfera donde actúa el agresor. Los violentadores siempre están más cerca de lo que pensamos. A veces habitan nuestro cuerpo y comportamiento sin ser advertidos.

En el empoderamiento de las víctimas hay una clave. En la reeducación del macho hay otra. En la atención y prevención institucional y familiar hay dos más.

Un incremento del 27 por ciento en los reportes de violencia familiar, que atiende el Consejo Ciudadano de la CDMX, provenientes de todo el país, implica mayores oportunidades de sacar del círculo agresivo a un mayor número de mujeres, cada vez más dispuestas a reportar y a denunciar.

Las agresiones, lo señala la literatura especializada y lo corroboran las atenciones jurídicas y psicológicas ofrecidas, suelen ser reiteradas, sistemáticas y progresivas. En promedio, a las víctimas les lleva hasta 8 años develar lo vivido con el agresor.

En la Línea Mujer y Familia o el Chat de Confianza, 55 5533 5533, hemos atendido casos de hasta 35 años de violencia continua, que no es denunciada por miedo al agresor, a romper con la supuesta estabilidad familiar, que su reporte carezca de credibilidad o por la dependencia económica.

En el proceso de empoderamiento es central el diseño de políticas públicas eficaces. En la Ciudad de México, por impulso de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, e instrumentada por la secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez, la Línea SOS Mujeres *765 busca atender a mujeres que enfrentan violencia e identificar los riesgos feminicidas.

Ahí destacan diversas colectivas, por ejemplo, Ola Violeta, con equilibrio, datos y modelo de acompañamiento. Su fundadora, María Elena Esparza Guevara, mencionó ayer en el Club Rotario Ciudad de México que Sheinbaum representa la probabilidad de avance cualitativo en la lucha contra la violencia de género y la audiencia reunida en el Sheraton recibió el mensaje con una consideración especial de quienes, desde la clase media, están mucho más cerca de la apertura y profundización progresista de lo que la oposición a la 4T es, por ahora, capaz de reconocer.

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