La frontera

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Aquí es todo diferente

todo, todo es diferente

en la frontera, en la frontera, en la frontera

Juan Gabriel

Apenas ayer, el presidente Biden puso en marcha la orden ejecutiva que le permite cerrar la frontera con nuestro país, cuando en una semana se alcancen 2,500 cruces irregulares por día. La orden, lanzada en la administración Trump, limita las solicitudes de asilo y permite deportaciones masivas.

Así, de cara a las elecciones presidenciales, la relación bilateral se transforma en moneda de cambio electoral tanto para demócratas como para republicanos. Esto no es novedad, pero los problemas de la frontera se multiplican, en un escenario geopolítico distinto.

En 1980, Juan Gabriel cantaba alegremente sobre las condiciones de vida en la frontera mexicana; sin querer idealizar esos días, había menos retos que ahora: el tráfico de personas, el crimen organizado y las

caravanas migrantes son realidades que atraviesan

la cotidianidad de nuestra frontera que incrementan las condiciones de inseguridad y de riesgo en la zona.

Además, el nativismo y el racismo —expresado en antimexicanismo— no eran tan fuertes “del otro lado”; en los últimos años, el incremento del discurso nacionalista ha visto el aumento de los crímenes de odio y los ataques xenófobos.

Reaparece la imagen de la ofensiva construcción del muro fronterizo en El Paso y que buscó dividir lo que naturalmente está unido. Les guste o no a Donald Trump y a Joe Biden, la historia de Estados Unidos y la de México se escribe con la misma tinta; el muro no fue más que un capricho de una administración ciega y sorda al espíritu que durante años ha mantenido la relación bilateral.

Además, varias organizaciones de Derechos Humanos han denunciado, desde hace años, las violaciones graves que padecen los migrantes mientras esperan las solicitudes de asilo en nuestro país que, ahora,

estarán restringidas.

Aunque en México se hable poco de esto, los niños enjaulados, el despliegue de la Guardia Nacional y las condiciones denigrantes de vida encendieron las alertas de la comunidad internacional; se trata de una afrenta difícil de olvidar.

En ese contexto, el anuncio de la administración Biden debería ser recibido con cautela y con acciones por parte de nuestro país para prevenir tragedias humanitarias y, sobre todo, dejar de normalizar el trato de “tercer país seguro” a cambio de nada. Ya en 2019, Trump había intentado presionar al gobierno mexicano para aceptar esa posición; finalmente, Guatemala tuvo que suscribir el convenio, más por amenazas que por razones de colaboración.

Las personas migrantes son personas que merecen ser tratadas con respeto durante su tránsito; también los ciudadanos de las fronteras que enfrentan los costos de recepción de los migrantes. Por ello, más vale ir pensando cómo desenredar la madeja, antes de que el nudo ahorque la vida de alguien.