Desde que Kamala Harris fue nominada oficialmente como candidata a la presidencia por el Partido Demócrata, votantes y extraños esperábamos con ansias el debate entre los candidatos.
Desde la nominación, la candidatura de Harris no ha perdido impulso. La convención demócrata fue rotundamente exitosa y esto se reflejó en los números: en los estados veleta, Harris ha logrado una ventaja de hasta 4% sobre Trump; además, ha recaudado el triple que su contrincante electoral. Y el debate no fue la excepción.
En los primeros sesenta minutos, vimos a una Kamala fuerte, sólida, que adelantó el saludo y se presentó como una ciudadana de la clase media: promover una economía de oportunidades que permita el acceso a la vivienda y se comprometió a impulsar la deducción de impuestos para los pequeños empresarios.
Kamala insistió en la unidad, en la esperanza y en el futuro de una sólida democracia. Recalcó, además, que busca defender a los más débiles —adultos mayores o víctimas de violencia sexual, por ejemplo—; y mostró que la retórica cancina de Trump no atiende los problemas difíciles de los ciudadanos estadounidenses.
Respecto al aborto, Kamala insistió en que era indispensable rehabilitar las protecciones de la sentencia de Joe vs. Wade y defender la libertad de cada una de las mujeres estadounidenses, sin criminalizarlas por las decisiones que toman respecto de su cuerpo; en especial, en los casos difíciles: violación, incesto o abortos espontáneos.
Trump, por su parte, hizo lo de siempre: mentir, exagerar, parlotear, descalificar y autoalabar su gestión. No perdió la oportunidad de demonizar y criminalizar a los migrantes e incendiar los ánimos para polarizar a la ciudadanía. Ninguna idea sustantiva sobre la que se pueda discutir.
Tras el debate y antes de que seamos bombardeados con la marea de desinformación rusa, que buscará impulsar la campaña de Trump, me permito presentar los puntos clave que defendió Kamala en el debate.
a. Economía de oportunidades —vivienda, apoyo a pequeños empresarios—.
b. Feminista igualitaria en favor del aborto: rehabilitación de Joe vs. Wade
c. Soluciones de fondo para el problema migratorio —jurídica, presupuestaria y mayor presencia de efectivos—.
d. Agenda salud —mantener el Obamacare y crear figuras para humanizar los cuidados—.
e. Agenda de seguridad —retomar el liderazgo internacional para salvaguardar la seguridad nacional—.
Todo ello basado en razones, articulación jurídica. Kamala, más vale que lo sepamos, es intolerante a las mentiras: no reaccionó a los ataques —como cuando la llamó marxista— ni a las incontables mentiras —como que permitirían un aborto en el noveno mes—, pero con sus gestos, datos y argumentos expuso los sinsentidos de Trump.
Como dijo Kamala, es momento de pasar la página: dejar atrás a los merolicos autócratas, y recuperar la construcción de nuestras instituciones, de nuestros sistemas jurídicos, de nuestras democracias.