El hombre de sus sueños

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Una pareja que sea tal como la sueñas puede ser una oportunidad difícil de rechazar. Ésta es la premisa de la película alemana Un hombre perfecto (Maria Shrader, 2021) que tiene como protagonista a Alma, una doctora en arqueología apasionada por su trabajo. Ella tiene una hermana, un sobrino, un padre viejo y demenciado, vive sola y se acerca a los 40 años.

A cambio de apoyo económico para su proyecto de investigación, Alma acepta participar en un experimento sólo para solteros que consiste en vivir durante unas semanas con un robot humanoide, programado para satisfacer todos los deseos y necesidades de los participantes. Tom llega a la vida de Alma diseñado para tener solamente aciertos de comunicación y eliminar las cosas que a ella no le gusten. Tom es un estuche de monerías, mezcla de secretario particular, marido devoto, amante y mil usos. Puede limpiar y ordenar la casa en segundos, hacer el desayuno y resolver cualquier problema que Alma pueda tener.

Al principio Alma no puede soportar que Tom esté programado para ser su pareja. Con mucha seguridad, declara que no busca el amor, pero al paso de los días comienza a confiar en Tom y le cuenta la razón de su

desesperanza: ha perdido a un bebé a las 11 semanas de gestación y el padre de ese bebé tiene ahora una nueva mujer con la que espera a un nuevo hijo.

Alma se defiende de las emociones que le despierta Tom, que no puede sentir amor ni deseo, pero en contra de su voluntad, desarrolla un vínculo con su robot humanoide, el hombre de sus sueños. No habrá fricciones en este relación, sólo felicidad y el cumplimiento de todos los deseos, se elimina la complejidad de vincularse y asumir los riesgos y el dolor de ser rechazada por el otro. Varios de los personajes de esta película padecen su soledad. Alma vive dos duelos por la pérdida de su pareja y de un bebé. Su padre está viejo, demente y vive solo. Cora, su hermana, cría

sola a su hijo.

No hay un solo tipo de soledad. Existe, por una parte, la soledad positiva, en la que gracias a que existe un soporte interno, no se experimentan sentimientos de desesperación. La soledad negativa, por otro lado, se reconoce porque se acompaña de sentimientos de fragmentación y abandono. La persona que la padece siente que se desintegra en pedazos y que su soledad es un significante de abandono.

La posibilidad de que la inteligencia artificial resuelva estos sentimientos dolorosos es mucho más que un guion de película. Lo insoportable y devastador de perder a la persona amada se resuelve con una máquina benévola y sin libre albedrío. Son varias las preguntas que plantea este largometraje: ¿es posible enamorarse de un robot? ¿convivir con máquinas nos volvería incapaces de convivir de modo normal con seres humanos falibles? La relación con las máquinas podría cambiar para siempre la percepción de lo que puede ser una verdadera pareja. Desarrollar amor por una máquina podría ser producto de la desesperación. Una fantasía que jamás será rota por el otro robotizado, como sí ocurre con los humanos. La vida sexual podría quedar resuelta de modo impecable, sin desencuentros y con orgasmos garantizados. ¿Quién y por qué se atrevería a rechazar esta oportunidad de ser feliz?

No es difícil imaginarse a una máquina siendo mejor que cualquier humano promedio. Aquellas personas que no han tenido suerte en el amor, como los personajes de esta cinta, han recibido más amabilidad de los robots que de ningún ser humano. Los robots, escribe Alma en su reporte sobre el experimento, aparentan ser la mejor pareja y pueden llegar a reemplazarla, eliminan el sentimiento de soledad, satisfacen deseos y necesidades y nos hacen felices, pero el costo sería la incapacidad de mantener contacto humano normal, de aceptar la decepción, el rechazo y la infelicidad, de prolongar la convivencia con el robot humanoide.

Esto es lo que dice el consciente de Alma. Su inconsciente tiene otros planes.

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Bibiana Belsasso