Pareja en tiempos de pandemia

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa
VALERIA VILLA
Por:
  • Valeria Villa

La pareja es un problema, dice con mucha razón Luciano Lutereau, un psicoanalista argentino. Problema en el sentido de ser un vínculo complejo, contradictorio, tan central para la cultura occidental, que puede volverse un falso sentido de vida. Infectada además por los mitos del amor romántico, que sostienen que la fidelidad es prueba de amor verdadero, que el amor es para siempre y todo lo perdona, que el otro nos completa y que ir por el mundo sin la otra mitad es de menos un estado de miseria.

Otro asunto es que una parte de la humanidad pensó que el matrimonio era un modelo exitoso para resolver este problema, pero no fue así. Durante la pandemia se han visto toda clase de fenómenos: parejas con hijos que descubrieron o comprobaron que lo único que los une es su función de padres. El aburrimiento quedó amplificado: la presencia sin ausencia resultó agotadora para muchos. Parejas que iniciaban una relación, que decidieron vivir juntos para hacerle frente a la amenaza externa porque cohabitar era lo más práctico y seguro para no arriesgarse a contagiar y ser contagiados. También por ahí están los que decidieron dejarse de ver porque no había condiciones para que vivieran juntos y que quizá han tenido que acercarse de otras formas, como el sexo virtual, los mensajes, llamadas telefónicas o ver películas juntos aunque cada quien esté en su casa. Otros más comenzaron a verse muy poco y descubrieron que la distancia obligada por el virus había traspasado a lo afectivo. Al perder las rutinas que los sostenían, se quedaron con casi nada del lazo amoroso. Muchos perdieron el deseo sexual como parte de la parálisis que sufrió el cuerpo en estas semanas. La pérdida de la libertad de transitar sin miedo se convirtió en miedo al contacto, al sexo, a besar. Para muchos, sólo un acto de transgresión los llevaría a retomar las aplicaciones de citas para conocer personas. La práctica del sexo primero y conocerse después, quizá se debilite o desaparezca durante el tiempo pospandemia.

La pareja puede sostenerse con estabilidad emocional, mediante el cuidado, la protección y la ternura. Es posible que el encuentro sexual no sea central en los días que corren. La entrega cierta en tiempos de incertidumbre puede ser mucho más potente para que la pareja siga adelante. La comunicación y la libertad para ser y decir, resultó el superpoder de las parejas que han logrado diferenciar espacios y tiempos, aunque tengan que hacerlo en un departamento pequeño. Poder decir que se necesita tiempo a solas sin que nadie se enoje, se ofenda o se sienta menos amado, es quizá una de las habilidades más importantes para resolver el problema de la pareja. Cohabitar no lo resuelve. Tener buen sexo tampoco. Conversar como viejos amigos es insuficiente. El problema de la pareja sólo se resuelve en una relación que permita el crecimiento, la libertad, la distancia y la cercanía, e incluso la separación, cuando el vínculo con el otro dejó de ser amoroso y se volvió destructivo.