Valeria Villa

Pornografía de la sanación

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La norma social, el diagnóstico psiquiátrico, las etapas del duelo, los cuadros comparativos entre lo que sí es y lo que no es amor, las recetas de “expertos” sobre cómo ser y qué hacer, no nos acercan a nuestra experiencia subjetiva, que es a lo que se refiere la frase socrática conócete a ti mismo.

Últimamente muchos pacientes han empezado a hablar igual. Todos dicen frases similares para describir lo que les pasa. Por ejemplo, dicen que “no están viviendo desde el amor”. Al preguntarles qué significa eso, resulta que se trata de una idealización sobre conducirse amorosamente en todas las relaciones y ámbitos. No está mal esta aspiración de ser personas más amorosas, pero la frase aparece casi siempre como producto de la culpa, porque se está pasando por un periodo de rabia, de tristeza o de indiferencia. El amor no es infalible y puede volverse un ideal inalcanzable. También oigo mucho la frase de abrazar el dolor. Abrazarlo como si no dieran ganas de maldecirlo y huir de él. Sólo se puede abrazar algo después de un proceso de comprensión y de duelo pero no antes. Abrazar el dolor como mandato sólo hace sufrir más, porque la gente se pregunta qué hay de malo en ellos que no son capaces de aceptar con alegría las cosas terribles de la vida. Lo anterior es consecuencia de la popularidad de términos psicológicos simplificados, que se han vuelto un recurso colectivo para describir experiencias individuales. Me hizo gaslighting, dice una mujer, para describir los patrones de manipulación de su expareja, que siempre le decía que estaba exagerando, que lo que ella decía no había ocurrido, que estaba loca y similares. Qué bien que haya sumado el término a su repertorio. Lo que quizá no es constructivo es ser incapaz de utilizar más palabras, para hablar de lo que le pasa a ella y a nadie más.

Otro término del que se abusa es trauma. Cuando todo es trauma, no se hace justicia a la definición del término: una experiencia que rompe la estabilidad emocional, que afecta el sistema nervioso y que impide que la persona pueda seguir adelante con su vida. También se llama trastorno por estrés postraumático y sólo es adecuado utilizar el término para describir lo que viven víctimas de abuso sexual, de otros tipos de violencia, sobrevivientes de accidentes mortales, de guerras, migraciones y catástrofes naturales. Hay muchas experiencias que aunque sean muy dolorosas, no califican como traumáticas. Lo mismo ocurre con los detonantes (triggers en inglés) que están cien por ciento asociados al trastorno por estrés postraumático. Una persona que consume drogas, puede ver a alguien en televisión consumiendo y sentir un detonante para su adicción. Una persona que vivió una guerra puede sentir que está volviendo a vivir el trauma frente a ruidos estruendosos. No todos son desencadenantes de trauma. No todo es trauma.

Toda la gente que nos parece egoísta o desconsiderada es etiquetada como narcisista y no siempre es adecuado usar el término, que puede referirse a un trastorno de la personalidad que incapacita para los vínculos profundos y que describe a alguien que explota a toda la gente con la que se relaciona y que no siente empatía. Hay personas que sólo son egoístas o desconsideradas. Hoy en día todo es tóxico. Una relación que no funcionó o que fue desafortunada; un desencuentro en un lugar de trabajo, una relación madre-hijo complicada. Al usar esa palabra se pierde, nuevamente, la posibilidad de desplegar la experiencia personal más allá de las palabras de moda en salud mental. Hoy presenciamos una tendencia llamada pornografía de la sanación: gente que vuelve de su proceso de recuperación emocional un reality show en el que nos comunica, generalmente mediante podcasts, videos en YouTube o tiktoks, su camino hacia la salud mental. Como están sanando, ahora no permiten que nadie traspase sus límites, no necesitan tener pareja, ahora saben lo que valen. No es que no sea cierto, sólo que el exhibicionismo siempre está más orientado a vender. Los procesos de transformación psíquica son íntimos, privados e invisibles en las redes sociales.

Nadie puede decirte cómo debes ser y qué tienes qué hacer para estar bien. Nadie.

(Esta columna volverá el 21 de abril)

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