Aunque el cine ha brindado continuo testimonio de hazañas deportivas, la relación del séptimo arte con el deporte ha sido limitada. Las películas destacadas sobre deportistas de la vida real han sido escasas y se han concentrado en figuras estadounidenses del beisbol y sobre todo, del box. En ese sentido, el cine, considerando las películas de ficción, no documentales, sigue teniendo una deuda con el deporte en general.
El pasado fin de semana fuimos testigos de uno de los grandes momentos de la historia cuando Nolan Djokovic derrotó a Roger Federer en el partido más largo jamás jugado en Wimbledon. La rivalidad de Federer, el más grande tenista de siempre, con el serbio y con Rafael Nadal, alcanza ya el nivel de leyenda y merecerá ser llevada a la pantalla. Precisamente, una de las más famosas e intensas rivalidades deportivas originó una eficaz película de hace dos años: la sueca Borg vs. McEnroe, que aborda la compleja relación que hubo entre el sueco y el estadounidense.
Otro acertado retrato de rivalidad deportiva es Rush, que dirigió en 2013 el versátil y habilidoso Ron Howard, ganador del Oscar por Mente brillante, que abordó la relación entre la leyenda de la Fórmula 1, el austriaco Niki Lauda, recientemente fallecido, y el inglés James Hunt.
El mejor filme sobre deporte, que constituye una lección de vida, con profundo trazo psicológico de los personajes, es el británico Carros de fuego, la sorprendente historia de Eric Liddell y el judío Harold Abrahams, quienes consiguieron el oro en los 400 y 100 metros, respectivamente, en la Olimpiada de 1924 en París. Dirigido por Hugh Hudson, dio una de las mayores sorpresas en la historia del Oscar cuando en 1982 se llevó la estatuilla a Mejor Película, venciendo a la favorita, Reds, la magna crónica sobre el periodista John Reed, dirigida y estelarizada por Warren Beatty, quien sí ganó como Mejor Director.
Un lugar destacadísimo merece la brillante Toro salvaje (1980), la gran película sobre box, en la que Martin Scorsese se interiorizó en la compleja vida de Jake La Motta, interpretado por un deslumbrante Robert De Niro, que le valió el Oscar a Mejor Actor, en una de las mejores actuaciones de la historia. Poca conocida, mal promovida, vale la pena destacar 42, disponible en Netflix, emotiva historia de Jackie Robinson, el primer beisbolista de raza negra en jugar en las Grandes Ligas.
En cambio, abundan los filmes que por su tema levantaron grandes expectativas y decepcionaron, porque no superaron el nivel anecdótico, como Ali (2001) donde Will Smith personificó a Muhammad Ali. Fallidas resultaron también las películas sobre los míticos Jesse Owens y Pelé, quienes sacudieron al mundo en la Olimpiada de Berlín 36 y el Mundial de Suecia 58. Otras leyendas aguardan que el cine les haga justicia, como el checo Emil Zatopek, de quien el francés Jean Echenoz escribió una admirable novela corta: Correr.

