Es uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos desde el siglo XIX con Benito Juárez. Incluso desde antes, en los primeros años del siglo XVI, a partir de las expediciones geográficas realizadas por Hernán Cortés, comenzó a valorarse el Istmo de Tehuantepec como una ruta de comunicación y conexión entre los océanos.
Con el Corredor Transístmico, ahora llamado Corredor Transoceánico, lo que se busca es conectar los océanos Pacífico y Atlántico por medio de puertos y vías de tren, para poder agilizar el comercio con Asia, Estados Unidos, Canadá y Europa, y así poder dar otra opción similar a la del Canal de Panamá, pero con mayor cercanía y menor costo.
Son poco más de 200 kilómetros que hay de distancia entre el Puerto de Salina Cruz, en Oaxaca, y el de Coatzacoalcos, en Veracruz, cruzando por lo más estrecho del territorio mexicano. Por la vía férrea, debido al trazo del camino, pueden llegar a ser casi 300 kilómetros, pero muy poco para poder cruzar de un océano al otro.
Utilizando los puertos y uniéndolos por medio de vías de tren, la mercancía se puede transbordar en menos de 10 horas, del Océano Pacífico al Atlántico y viceversa; mientras que, si se llega a cruzar hasta el Canal de Panamá, serían aproximadamente seis días más.
Fue en diciembre de 1859 cuando se firmó en Veracruz el Tratado McLane-Ocampo; un acuerdo entre Estados Unidos y el gobierno liberal de México, encabezado por Benito Juárez. El tratado contemplaba la creación de una vía férrea que permitiera el derecho de tránsito a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec, por un pago de cuatro millones de dólares.
El acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de Estados Unidos; sin embargo, en 1859, se inició la obra de construcción de la vía férrea, la cual fue inaugurada en 1894, pero carecía de instalaciones y terminales portuarias eficientes, por lo que el proyecto de construcción fue cedido a la empresa londinense Pearson and Sons, a la cual se le encargó su remodelación, así como el reacondicionamiento de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos.
Fue bajo el gobierno del general Porfirio Díaz cuando se terminó finalmente la construcción del ferrocarril, el cual fue inaugurado oficialmente el 23 de enero de 1907.
Pero el auge experimentado en la región del Istmo fue seguido de un periodo de crisis económicas, políticas y sociales, con las cuales se vieron canceladas las posibilidades de desarrollar la región que, aunado a la apertura del Canal de Panamá (1914), trajo consigo la desvalorización de la zona como ruta interoceánica.
Los presidentes desde José López Portillo, Vicente Fox, hasta Enrique Peña Nieto, revisaron el proyecto. No prosperó.
Ahora en México se busca aprovechar este nicho de una vez por todas a través del Istmo de Tehuantepec; una idea que no es nueva, pero que por años no se ha podido concretar o por temas políticos o económicos.
Ahora el Presidente Andrés Manuel López Obrador se propuso, de una vez por todas, materializar el Corredor Transístmico.
La semana pasada tuve la oportunidad de presenciar, junto con el responsable de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), Rafael Marín Mollinedo, y el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, el inicio de las evaluaciones técnicas del proyecto, las cuales consistieron en la inspección a las vías férreas desde Salina Cruz, Oaxaca, hasta la localidad de Medias Aguas, Veracruz.
[caption id="attachment_843158" align="aligncenter" width="1024"] El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat (centro), con Bibiana Belsasso y Rafael Marín Mollinedo, responsable de las Zonas Económicas Especiales. Foto: Especial[/caption]
Fue el primer recorrido que hacen el representante del Gobierno federal con el estatal para inspeccionar y conocer el estado físico en que se encuentran las vías férreas. Lo realizamos a bordo de un vehículo tipo Hi-rail. Rafael Marín Mollinedo me explicó que eran 304 kilómetros de vía, pero que se iba a hacer especial énfasis en un punto, “el tramo más conflictivo para nosotros, que es el que se va a estudiar, es el tramo que va de aquí hasta una estación que se llama Mogoñé, que es donde pretendemos nosotros corregir las condiciones de las vías del tren”.
Sobre el Puerto de Salina Cruz, Rafael me comentó que era en ese lugar donde “realmente va a iniciar el proyecto del desarrollo del istmo; pretendemos hacer funcional este puerto que actualmente tiene muy poco movimiento, y para ello nosotros vamos a dragar para darle la funcionalidad de que puedan atracar barcos de gran calado que vengan de Asia, que crucen el Pacífico y vengan y descarguen en este puerto; aquí se van a hacer, se van a ampliar los muelles que están ahí para que tengan capacidad para albergar dos barcos grandes al mismo tiempo, y ahí mismo se van a modernizar esas grúas para que esa terminal de contenedores nos ayude a que ahí se descarguen todos esos contenedores y se transborden al tren que llega a esa misma terminal”.
Platicando con el gobernador Alejandro Murat, éste se dijo convencido de “que este proyecto significa para Oaxaca y el sureste de México lo que en su momento el Tratado de Libre Comercio; aquí tenemos, sin duda, el centro logístico más importante a nivel mundial ahora que se consolide, tenemos 12 tratados de libre comercio en la Zona Económica Especial, y bueno, lo más importante, ahora vamos a tener la infraestructura para generar un gran corredor industrial de valor agregado, así que Oaxaca está de fiesta”.
Durante el recorrido, el mandatario estatal agradeció al Presidente López Obrador que a escasos cuatro días de que haya iniciado su administración, esté cumpliendo su palabra; incluso, muy al estilo del Ejecutivo federal, dijo: “Nos cansamos ganso que esto va a salir para adelante a favor de Oaxaca”. Y es que como comentó, “desde hace años no se daban las condiciones políticas para poder desarrollar este proyecto, que para nosotros significa más Oaxaca y más mundo en Oaxaca”.
Marín Mollinedo me platicó que este corredor permitirá “cruzar mercancías de Asia, hacia la costa Este de Estados Unidos, que tiene mucha demanda, hay mucha demanda; el Canal de Panamá está saturado, entonces esto puede ser una válvula de alivio para la demanda que existe y que no se ha podido atender en el Canal de Panamá”.
Aunque fue enfático en aclarar que no se pretendía competir con el Canal de Panamá, “simplemente lo que queremos es que se genere el tráfico de mercancías y de contenedores entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico, y que a través de esa conectividad que representa el Istmo de Tehuantepec, porque es la parte más corta, la parte más angosta de la República”.
Por su parte, el gobernador de Oaxaca enfatizó que éste es el proyecto que detonará no sólo a la entidad, sino todo el sureste de México y Centroamérica. En el estado, me dice, están haciendo una planeación estratégica para poder tener un corredor industrial de valor agregado. Aparte del traslado de mercancías, están convencidos de que estas condiciones comerciales y fiscales y regulatorias les permitieran a las empresas globales encontrar un espacio para poder generar eficiencia en sus costos y logística.
Por su parte, el responsable de las Zonas Económicas Especiales me dijo que el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec será la punta de lanza de más proyectos a su alrededor; “queremos hacer seis parques industriales en todo el corredor para que se transformen las mercancías, se pueda enviar hacia cualquier parte del mundo, hacia el Océano Pacífico, hacia el Océano Atlántico, mercancías que se produzcan en México, que se transformen en México y que le generan valor agregado y que eso es lo que da a una economía fortaleza”.
Nos subimos al Hi-rail para recorrer la vía del tren. Lo que más me impresionó es que la vía ya está. Esto es importantísimo, porque prácticamente la vía de paso está hecha y no se tienen que expropiar terrenos. En lo que se va a tener que trabajar es en las curvas y las pendientes, para que el tren se pueda desplazar a mayor velocidad. Modificar las pendientes también es fundamental para que los trenes puedan hacer el recorrido, aunque tengan mucho peso.
Durante el recorrido, en el cual también estuvieron técnicos especialistas que evaluaron las vías férreas, Rafael me explicó que el tramo más crítico consistía en alrededor de 58 kilómetros “donde están más complicadas las curvas y las pendientes. Son pendientes muy empinadas y unas curvas muy cerradas, que es necesario ajustar para darle velocidad al tren… si la pendiente está muy pronunciada, los trenes con mucha carga no van a poder subir”.
Pero además, me dice el gobernador Murat, se tiene la oportunidad de que este sea un centro logístico a nivel mundial, que pondrá a Oaxaca, y a todo el Istmo, en el centro para lograr que haya un alto nivel de proveeduría local, lo cual beneficia a los oaxaqueños.
Murat afirma que el motor de crecimiento a nivel mundial es Asia. Y la salida que se tiene en Salina Cruz los pone en una condición única y con una gran ventaja para poder hacer todo de ese centro logístico el motor de crecimiento para México. Y además, con la agroindustria que se está dando en el estado se podrá comercializar de una mejor manera y con oportunidades laborales importantes para los oaxaqueños.
Otro de los temas del que poco se ha hablado sobre este Corredor Transoceánico, es que podría ser la única frontera física que hay para poder tener un registro de quién entra a territorio mexicano. La frontera entre México y Guatemala es muy porosa y no tiene ningún control. En esta zona del Istmo la franja que es tan estrecha, poco más de 200 kilómetros, es, cómo le digo, la única manera que se tiene para, efectivamente, poder controlar la frontera y la gente que ingresa a México.
Nos explican que este proyecto tardará unos tres años en concluirse, hoy ya hicimos el primer recorrido y ahora sí, tener un acceso de conectividad interoceánico parece ser una realidad para México.