"Reformar es volver a formar"

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“No hay revolución fácil. Toda revolución es tarea difícil y a su dificultad esencial se añade la que crean aquellos que, pretendiendo dar brincos hacia delante, provocan que se den brincos hacia atrás. La buena fe sin meditación es hermana de la mala fe”. Así lo escribió don Jesús Reyes Heroles en 1975 en un discurso pronunciado en Yucatán en un acto de campaña presidencial del PRI.

Palabras que debemos tomar en cuenta porque estamos ante definiciones fundamentales en nuestro régimen político, de la estructura y funcionamiento de la República.

Andrés Manuel López Obrador ganó la campaña presidencial con su propuesta de una 4ª transformación del Estado mexicano. De cambios de los dirigentes políticos y económicos, de una nueva composición en la clase dirigente, que aun viniendo del sistema derrotado el pasado 1 de julio, representan a esa fuerza electoral que ganó en el 2018. Muchos estuvieron en el PRD, PAN y PRI y otros están incursionando en la política sin un pasado administrativo, social o partidista.

El asunto es porque las otras transformaciones, desde 1821 hasta la fecha, han derivado en gobiernos dictatoriales y hasta dos emperadores. Los cambios que se han producido desde nuestra independencia, derivan en colapsos políticos. La respuesta se llegó a “empate catastrófico que mantenía el equilibrio entre cambio y ruptura” como escribió Antonio Gramsci. Hubo el cambio y al final estuvo peor. Hay que evitarlo.

Las transformaciones históricas se han topado con estancamientos que derivan en descomposición del régimen y de la sociedad: el fracaso de esas transformaciones.

Señalamos. Después de la independencia hubo un emperador y lucha fratricidas, vino  López de Santa Ana; después de triunfar la reforma y de vencer la invasión francesa,  al   emperador Maximiliano, junto con los conservadores  y el alto clero,  vino Porfirio Díaz y una larga dictadura; después de la Constitución de 1917 vino el régimen del presidencialismo despótico.

Buscamos las reformas porque es el medio para evolucionar y no regresar al  régimen único de partido que vivimos desde 1929, ni al neoliberalismo que fue una atadura mundial por la globalización. Siempre buscando los cambios de la sociedad, del régimen que no garantiza la democracia. Reivindicamos el liberalismo social, que ha sido la columna vertebral de nuestro Estado soberano y deberá seguirlo siendo.

La 4ª  transformación no ha tomado cuerpo completo, no sabemos si en sus notas del presidente, AMLO, tenga el cambio de régimen a presidencialismo, parlamentarismo o quede igual. Que más tiene dentro de esa transformación, pero lo que sea debe ser para bien del México democrático, de libertades políticas. Y no caer en ese “empate catastrófico”. Y termine el sexenio o antes en una decepción como otras transformaciones.

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