Parece aún lejano, pero políticamente, el trascendental proceso electoral de 2021 está a la vuelta de la esquina.
La homologación de calendarios electorales en México, hará que la de 2021 sea una elección histórica. Además de 500 diputados federales, también estarán en disputa 13 gubernaturas, lo que representa más del 40% de los ejecutivos estatales.
Igualmente, se elegirán Alcaldes o Presidentes Municipales en muchos estados más, incluidos los más poblados, como Estado de México, Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Puebla y Guanajuato.
Por eso, aunque los procesos electorales arranquen, formalmente, en octubre de 2020, la mira de la oposición formal y los opositores externos al gobierno, debería ya estar puesta fijamente en ese momento.
Por un lado, se prevé que sea en este periodo legislativo, en el Senado de la República, donde se discuta la iniciativa de revocación de mandato del presidente López Obrador.
Esta discusión es trascendental para la narrativa que tendrá 2021. Si bien la primera propuesta de homologarla con el proceso electoral ya fue desechada, ahora se busca presentar con unos meses de diferencia. Más allá de suposiciones de que la revocación es el principio de un intento por extender el periodo presidencial, lo que sí es un hecho es que con la revocación de mandato AMLO volverá a centralizar en lo nacional y en él, donde es Morena, el debate público alrededor de la elección.
Y es precisamente esto lo que debe evitar la oposición. Deben llevar el debate público a lo local. Deben buscar que las elecciones se traten de los que los candidatos a gobernadores y alcaldes pueden hacer para resolver los problemas en cada ciudad y en cada colonia. Los problemas y necesidades de la gente en su vida cotidiana.
Porque si algo dejó claro las elecciones de 2019 en seis estados, es que Morena aún no cuenta con perfiles locales que sumen a lo que el posicionamiento de AMLO les regala.
Mientras las elecciones se traten de ser parte o no del equipo de AMLO para llevar a cabo su Cuarta Transformación, los candidatos morenistas tienen más sentido para un electorado que, aún en su mayoría, confía en el presidente y lo ve al mando de todos los legisladores o gobernantes emanados de su partido.
Por eso, además de llevar el debate a lo local, la oposición partidista y los opositores externos, debe cerrar filas con perfiles que tengas arraigo y arrastre en sus estados o municipios. Para que ellos encabecen las candidaturas a gobernador y alcalde y ellos arrastren a los candidatos legislativos.
Así que si los opositores a la 4T quieren un tablero político más balanceado para la segunda mitad del sexenio, el camino está en local.
