Te despiertas, te tomas unos minutos para quitarte el sueño, te preparas el desayuno y, si eres como muchas personas en el mundo, lo acompañas con una taza de café. Ya sea para terminar de llenarte de energía o porque simplemente te gusta el sabor o el aroma, una taza de esta bebida caliente no puede faltar en la mesa.
Es común escuchar que, según expertos, una taza de café al día es buena para la salud. Claro, sólo cuando se trata de café de grano, de buena calidad, y para quienes no sean intolerantes al mismo. Aun así, consumirlo diario es un hábito diario para muchas personas, estudiantes, trabajadores y simplemente quienes gusten de su sabor.
Sin embargo, ¿cuánto café es apropiado para beber en un día? Como es el caso de todas las sustancias comerciales (alcohol, tabaco, entre otras), la pregunta ha pasado en manos de expertos a expertos, sin una respuesta definitiva. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) propone una resolución.
Estas tazas de café puedes tomar al día sin que sea dañino para tu salud
En un reciente estudio publicado en su Revista del Consumidor, la Profeco señaló cuál es la cantidad adecuada de cafeína que es saludable consumir para un adulto.
De esta forma, advirtió que el máximo de tazas que es adecuado tomar al día sin que represente un riesgo para la salud es cuatro, considerando que cada una contenga entre 65 y 120 miligramos de cafeína (lo cual varía conforme a la preparación, el tipo de café, si es de grano, soluble, entre otros factores.
Asimismo, la cantidad de café recomendada para cada adulto puede variar conforme factores individuales como la edad, embarazo, existencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, entre otros factores.
De todas formas, lo más recomendable es no excederse conforme al conocimiento de sus propios límites. Por ejemplo, para una persona con tendencia a conductas ansiosas es recomendable no beber café o limitarlo lo más que se pueda.
¿Qué pasa si tomas demasiado café?
Las consecuencias de beber demasiado café son variadas y dependen de cada persona. Sin embargo, entre los afectos más comunes se encuentran:
- Nerviosismo y ansiedad
- Insomnio
- Problemas estomacales
- Aumento de la presión arterial
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