Existe menor mortalidad materna con leyes que protegen el derecho a la vida

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Los estados de la República Mexicana que tienen leyes que defienden el derecho a la vida, registran menores tasas de mortandad materna respecto a los estados con leyes más permisivas a la práctica del aborto, revela un estudio internacional publicado por el British Medical Journal (BMJ), elaborado por el Instituto Melisa en colaboración con universidades de Estados Unidos, México y Chile.

La reducción de los índices de mortalidad están asociados no sólo a legislaciones menos permisivas a la cancelación del embarazo, sino en forma muy importante a la generación de políticas públicas en materia de salud materna y a la construcción de entornos sociales de protección a la salud de la mujer, especialmente antes, durante y después del parto.

El estudio internacional publicado por BMJ, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo, revela que entre los factores que propician una reducción de los índices de mortalidad, adicionalmente a las leyes que protegen el derecho a la vida están: mayor acceso a los servicios de educación para las mujeres; aumento de los servicios de salud básicos como alcantarillado y drenaje; el incremento de atención a problemas de salud materna como cuidado prenatal, atención profesional del parto en instituciones de salud, acceso oportuno a cuidados obstétricos de emergencia y cuidados para embarazos de alto riesgo.

Un nuevo estudio que analiza los 32 estados de la República Mexicana confirma que las entidades con leyes favorables a la protección de la vida y por eso, menos permisivas hacia las estadísticas del aborto en México exhibieron 23% menor mortalidad materna global y hasta 47% menor mortalidad por complicaciones del aborto.

El estudio, conducido por el MELISA Institute y en el que participó un panel internacional de investigadores, comparó un indicador estándar de salud materna conocido como razón de mortalidad materna (RMM) en 18 estados con legislaciones menos permisivas (17 con reforma constitucional que protege el derecho a la vida desde su inicio en la fecundación) y 14 estados con legislaciones más permisivas, durante un período de 10 años, entre 2002 y 2011.

De acuerdo a Monique Chireau, ginecóloga y epidemióloga de la Universidad de Duke: “la diversidad de las legislaciones del aborto y la disponibilidad de estadísticas vitales virtualmente completas en cada estado mexicano, permitió un experimento natural único para evaluar si la población expuesta a leyes menos permisivas de aborto, exhibía mayor RMM. Los datos mostraron exactamente lo contrario.” Chireau puntualizó que un importante avance metodológico en el estudio mexicano, fue la capacidad de identificar y separar muertes por abortos de causa desconocida o sospechosos de ser ilegales.

Para John Thorp, ginecólogo e investigador de la Universidad de North Carolina en Chapel Hill, los resultados no son del todo inesperados. Ya en otro experimento natural conducido en Chile y publicado en la revista científica PLoS ONE, la reducción de la mortalidad materna continuó inalterada aún después de la restricción legal del aborto en ese país.

Para intentar explicar por qué los estados con leyes menos permisivas de aborto exhibieron menor mortalidad, los autores evaluaron la influencia de otras 10 variables sobre la RMM en cada estado (acceso a agua potable, cobertura de alcantarillado, tasa global de fecundidad, uso de anticonceptivos, atención profesional del parto, tasa de bajo peso al nacer, alfabetización femenina, razón de hospitalización por todo tipo de aborto y porcentaje de violencia contra la mujer).

Estas variables explicaron en conjunto casi el 90% de las diferencias de mortalidad observadas en el estudio. De acuerdo aJoseph Stanford, médico e investigador de la Universidad de Utah, el acceso al control prenatal, la atención profesional del parto y los cuidados obstétricos de emergencia son factores clave para reducir las muertes maternas. Los estados mexicanos con leyes menos permisivas “exhibieron un perfil más favorable sobre la mayoría de los indicadores relacionados con estos servicios básicos de salud materna” resaltó Stanford.

Destaca el caso del Distrito Federal, donde desde 2007 tiene una de las leyes más permisivas de aborto y que exhibe uno de los más altos índices de mortalidad materna -de 61.9 y 48.7 por 100 mil nacidos vivos por ocurrencia y residencia, respectivamente-. También es el estado con mayor violencia de la pareja contra la mujer.

Para Fernando Pliego, PhD, sociólogo de la Universidad Autónoma de México, este estudio demuestra que las disparidades en el nivel de educación de la mujer, la tasa de fecundidad y los niveles de violencia contra las mujeres, juegan un importante rol en la salud materna de las poblaciones.

Estas variables en conjunto pueden explicar sobre el 50% de las diferencias en la mortalidad materna mexicana y “la prevalencia de la violencia de la pareja contra la mujer en algunos estados con leyes de aborto más permisivas como en el Distrito Federal, puede superar el 20%” puntualizó Pliego. El sociólogo agregó que un bajo nivel de educación es uno de los predictores más fuertes de la RMM con “algunos estados exhibiendo tasas de alfabetización menores que 80%”

Indicadores de pobreza como el acceso al agua potable y la cobertura de alcantarillado aparecieron también asociadas a la RMM. “La pobreza, la desnutrición y la exposición a enfermedades infecciosas de las mujeres durante su vida fértil, aumentan el riesgo de muerte materna” explicó Sebastián Haddad, médico e investigador de la Universidad de Anáhuac en México.

Un aumento de embarazos a edades avanzadas y una mayor frecuencia de niños con bajo peso al nacer también parecen explicar las diferencias de la RMM entre los estados mexicanos. Byron Calhoun, perinatólogo e investigador de la Universidad de West Virginia explica que “un aumento de embarazos de alto riesgo sin una apropiada derivación a cuidados médicos especializados puede incrementar las muertes maternas”

Para el epidemiólogo Elard Koch, PhD y autor principal de la investigación, una correlación epidemiológica no necesariamente implica causalidad. En este estudio “las diferencias de mortalidad parecen explicarse por otras variables que impactan directamente la salud materna, la mayoría de ellas mejor distribuidas en varios estados mexicanos con leyes más favorables para el no nacido” aclaró Koch.