En una realidad alternativa, pero que corresponde con el mundo tal y como lo conocemos, la mayoría de la gente tiene implantado un dispositivo electrónico detrás de la oreja que graba todo lo que hace, ve u oye su portador.
Posteriormente, esa memoria pueda ser reproducida en los ojos de la misma persona, o en una pantalla ante el resto. Eso fue precisamente lo que el joven abogado Liam Foxwell realizó, en el episodio "Toda tu historia" de la primera temporada de "Black Mirror", nada más llegar de una entrevista de trabajo: revisó las palabras de su evaluador y se dio cuenta de que el puesto no sería para él.
¿Se imaginan tener esa capacidad para manipular su memoria? ¿Para eliminar los malos recuerdos? ¿Para ser un poco más felices? Científicos del Grupo de Cirugía Funcional de la Universidad de Oxford y la firma rusa de seguridad cibernética Kaspersky aseguran que el cerebro humano ya puede ser manipulado a través de implantes médicos y, por tanto, sentir lo mismo que Foxwell en la ficción.
Por el momento, tal y como adelantó ayer el diario británico "The Independent", ya existe la tecnología suficiente para estimular el cerebro y restaurar esos recuerdos. Así, en un par de años, se podrán capturar digitalmente y reescribir al gusto; y, en una década, se comercializarán los primeros implantes. Todo ello permitirá obtener una serie de beneficios para la salud y desarrollar mecanismos que aumenten la capacidad cerebral.
Sin embargo, los investigadores avisan de que el desarrollo de estos neuroestimuladores pueden provocar que piratas informáticos creen falsos recuerdos y los inserten en el cerebro de las personas. "Se podrán grupos, implantando o eliminando recuerdos de actos políticos o de conflictos; también, los ciberataques podrán dar lugar a nuevas formas de espiar, robar o bloquear esas memorias (por ejemplo, a cambio de un rescate)".
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa estadounidense ya ha realizado algunas pruebas al respecto, lo que pone de manifiesto la posibilidad de aumentar la capacidad de las personas para crear recuerdos a corto plazo. "El hardware y el software también existen", señalan los científicos. "Esos neuroestimuladores se están utilizando ya para tratar los síntomas de la enfermedad de Parkinson e incluso la depresión".
Lo que demuestra que, en poco más de cinco años, "podremos ser capaces de registrar las señales cerebrales que construyen los recuerdos, mejorarlas y reescribirlas antes de devolverlas al cerebro".
Con información de La Razón España
ntb