Rol docente, un punto clave

Una tecnología que facilitara el aprendizaje, pero abrirá brechas

UNESCO reconoce oportunidad preciosa, pero advierte riesgos en procesos si no se regula; profesor del Tec de Monterrey dice que el sistema educativo de México “no está listo”, pues hay brechas entre escuelas públicas y privadas

Fotoarte basado en la escultura La Lettrice de Pietro Magni. Foto: Especial

Los avances tecnológicos aplicados en la educación van transformando el proceso de enseñanza-aprendizaje. Desde finales de los 90 con la introducción más generalizada de Internet, los sistemas educativos se han ido adaptando para no rezagarse.

Por si fuera poco, la pandemia por Covid-19 aceleró esta nueva forma del aprendizaje digital, impulsando —y obligando— a su desarrollo y crecimiento.

Es así que hoy en día, tomar algún curso en línea o clases completas en las aulas escolares, se ha convertido en algo casi cotidiano, salvo en países en los que la conectividad a Internet no es tan alta.

En este escenario, la llegada hace un año de la Inteligencia Artificial (IA) generativa, que puede crear texto e imagen, y su aplicación en la educación, está modificando los patrones de la enseñanza-aprendizaje, beneficiando a algunos, perjudicando a otros cuando no hay una correcta orientación hacia los alumnos, o ensanchando en algunos otros la brecha digital.

De acuerdo con la Unesco, “la reflexión sobre el papel de los ordenadores en el aprendizaje no es nada nuevo. Alabadas o denostadas, las tecnologías forman parte cada vez más del paisaje escolar, al menos en los países industrializados”.

El sistema educativo de nuestro país no está preparado. Se generan brechas, que de por sí siempre han existido en universidades privadas y públicas, yo mismo lo veo en las clases que imparto, pues he tenido la oportunidad de trabajar en una escuela como el Instituto Politécnico Nacional y dos privadas, entonces es muy diferente el estilo y el enfoque
Marco Antonio Luna<br>Maestro en ciencias y profesor de cátedra del Tec de Monterrey

El organismo internacional plantea que la IA podría cambiar las reglas, en las que el rol del docente es punto clave en el proceso, haciendo urgente que se adopten normas para garantizar que el uso de la IA en la educación se mantenga centrado “en el interés superior de los estudiantes”.

Para Marco Antonio Luna, maestro en ciencias y profesor de cátedra del Tec de Monterrey, la aplicación de la IA en la educación puede traer más beneficios que perjuicios si se hacen bien las cosas.

“El uso del ChatGPT es algo que continuamente platico con mis alumnos, el tema de que un 80 por ciento de los estudiantes de aquí todo el tiempo están consultando en sistemas de IA. En mis clases, desde que empezó el ChatGPT a finales de 2022, les preguntaba si lo iban a usar. En lo particular les pongo retos, que pregunten una metodología de investigación, por ejemplo, y que se cuestionen la fuente porque también estas herramientas, las del ChatGPT tienen mucho contexto y tienen todo, pero no siempre es adecuado, sobre todo cuando le pides una referencia bibliográfica, el chat siempre te va a contestar, es muy bueno mintiendo, porque te va a dar una respuesta, pero no siempre es una respuesta real ni bien soportada. Si tú le pides bibliografía, la mayor parte de esa bibliografía no es la real, entonces le pido a los alumnos que al utilizar el chat siempre cuestionar la base de información que manda, que sí tomen esa información que les da, pero que además busquen la información bibliográfica real, para poder formarse una opinión”, señala.

En el reciente informe de seguimiento de la educación en el mundo, la Unesco también destaca que las herramientas digitales y el uso de la IA “pueden revelarse como algo precioso para proporcionar un apoyo personalizado a los alumnos, sobre todo a los que tienen alguna discapacidad o viven en zonas alejadas. Pero también plantean la cuestión de la brecha digital, la confidencialidad de los datos y la preponderancia de los grandes grupos mundiales en este sector”, por lo que llaman a una regulación.

La rapidez con la que las tecnologías de IA generativa se están incorporando a los sistemas educativos en ausencia de controles, normas o regulación es alarmante (…) la educación tiene que prestar especial atención a los peligros vinculados a la IA, tanto de los conocidos como de otros que apenas empezamos a entrever
Stefanía Gianini<br>Subdirectora General de Educación de la Unesco

En el caso de México, el profesor del Tec de Monterrey considera que el sistema educativo “no está listo”.

“Nuestro país no está preparado. Se generan brechas, que de por sí siempre han existido en universidades privadas y públicas, yo mismo lo veo en las clases que imparto, pues he tenido la oportunidad de trabajar en una escuela como el Instituto Politécnico Nacional y dos privadas, entonces es muy diferente el estilo y el enfoque de trabajo en cada una. Los planes de estudio, las herramientas, son muy diferentes. Desgraciadamente nuestro sistema educativo está muy desactualizado en lo general y entonces si estamos obsoletos en lo básico, esto que es totalmente nuevo, no se va a alcanzar al igual que en una escuela privada. Hay una brecha amplísima en nuevas tecnologías”, manifestó.

La falta de regulación es otro aspecto que preocupa a la Unesco. Para Stefanía Gianini, subdirectora General de Educación de la Unesco, es necesario regular el uso de programas ChatGPT antes de que tenga un riesgo mayor: “la rapidez con la que las tecnologías de IA generativa se están incorporando a los sistemas educativos en ausencia de controles, normas o regulación es alarmante (…) habida cuenta de su función de protección y de estímulo al desarrollo y el aprendizaje, la educación tiene que prestar especial atención a los peligros vinculados a la IA, tanto de los conocidos como de otros que apenas empezamos a entrever. Sin embargo, a menudo, hacemos caso omiso de esos riesgos”.

Entre los usos negativos que académicos alertan sobre el uso del ChatGPT —que recibe al menos mil 600 millones de visitas al mes, según Bloomberg— están: una dependencia excesiva, falta de precisión en la información obtenida, la verificación de fuentes y hasta consideraciones éticas y privacidad de datos de menores de edad, al interactuar con una IA.

A finales de noviembre se conoció el caso de un menor en Brasil que pidió al programa Alexa, integrado en los dispositivos celuares Android, que le hiciera su tarea de matemáticas. El hecho fue registrado en un video que se hizo viral en redes.

Llama la atención que entre los comentarios que desató esta anécdota, hay muchos de padres de familia que confesaron que sus pequeños también habían utilizado este programa para hacer sus deberes, pues se dieron cuenta que sus hijos terminaban muy rápido sus tareas.