La Ciudad de México, históricamente, no se caracteriza por tener temperaturas tan extremas. Cuando hacía calor, no era tan sofocante ni tan alto. Cuando hacía frío, no era que los capitalinos esperaran nevadas. Las cosas han cambiado con el paso de los años y, sobre todo, con el paso del cambio climático. Si el lunes pasado te sentiste más acalorado que de costumbre, no fue algo casual: la capital registró un nuevo récord histórico por temperaturas máximas de hasta 34.2 grados.
Para tener una idea mucho más precisa de la importancia de este acontecimiento y lo atentos que debemos estar a las recomendaciones de las autoridades correspondientes, desde el 9 de mayo de 1998 no se registraban temperaturas tan altas en la CDMX. En ese entonces, el otrora Distrito Federal alcanzó los 33.9 grados en el termómetro y, recientemente, la población estaba preocupada por alcanzar esos números históricos. La realidad nos alcanzó.
Si bien las autoridades de la Ciudad de México emitieron recomendaciones para que la población hiciera frente a las olas de calor que ya comenzaron de manera oficial, es necesario que también te apoyes de la tecnología para que sientas lo menos posible las consecuencias del cambio climático, a través de las altas temperaturas.
Una aliada. Vámonos con lo más básico primero. Actualmente, existen los ventiladores de mano, que no tienen un costo mayor a los 50 pesos, en caso de que los pidas a domicilio en plataformas digitales como Temu o Amazon. Hay otros más que también son portátiles, aunque tienen una tecnología más desarrollada: puedes cargar la batería a través de USB y por medio de energía eléctrica, además de tener tres velocidades diferentes.
Si para tu trabajo es necesario que uses la computadora, puedes también adquirir un ventilador de USB, que no sólo sirve para evitar que tu ordenador se sobrecaliente por el uso, sino también te será de mucha ayuda en épocas de calor, sobre todo en sitios en donde no hay habilitados ventiladores o aires acondicionados.
Otra opción puede ser la cobija refrescante que fue la sensación el verano pasado y que no rebasaba los 500 pesos de costo. Esta manta cuenta con una tecnología de enfriamiento de mica, fresca al tacto que también es reversible en caso de que la quieras usar en temporada invernal.
¿Ropa negra? Arturo Quirantes, profesor de la Universidad de Granada, en España, explicó en algún momento a la BBC que aunque la gente tiene la idea de que la ropa negra absorbe la luz solar y la transforma en calor, la realidad es otra pues no toma en cuenta un factor importante: nuestro cuerpo también genera calor.
“Nosotros emitimos energía térmica. Si llevamos ropa blanca, el calor que emitimos rebota contra la tela y no puede salir. En cambio, si la tela es negra, lo absorbe, y si corre brisa, ésta se lleva el calor por convección, que es un mecanismo eficiente para mantenernos frescos”, explicó.
Falso ha sido ese mito que refiere que al ponernos ropa negra absorbemos todo el calor generado por el solo, provocando que puedas presentar sofocamiento al estar en la calle sin protección alguna contra las altas temperaturas. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, en abril habría tres olas de calor, una en mayo y la quinta en el mes de junio. Es importante que más allá del uso de la tecnología, te mantengas hidratado, bien alimentado y que uses lentes, gorra y bloqueador solar, para evitar las consecuencias de estas calurosas épocas.