Una mujer de 28 años llamada Raquel Barrera sufrió lo inimaginable durante la pandemia, ya que el COVID-19 le arrebató a sus padres y a sus tres hermanos, a quienes tuvo que enterrar en un lapso de dos meses.
La familia de Raquel, que es originaria de El Salvador, fue muriendo poco a poco. El primero en morir fue su padre, quien falleció el pasado 28 de mayo a los 80 años, dos días después murió su madre a los 69 años.
Eran una familia numerosa, pues la pareja procreó a 11 hijos, de los cuales tres también se infectaron: Jesús, de 52 años, Joaquín Antonio de 42 y Carlos Humberto de 40 no pudieron superar el virus y también fallecieron.
El mundo está infestado, en mi familia han sido cinco muertos en poco tiempo y ha sido duro perderlos asíRaquel Barrera a AFP
El Salvador ha sumado más de 15 casos positivos de COVID-19 y cerca de 400 muertes a causa del virus, entre las que se encuentran los familiares de Raquel Barrera.
"Cuando comencé a escuchar de este virus, jamás pensé que iba pasar algo así en mi familia", contó la mujer de 28 años en una entrevista con la agencia AFP.
Al dolor, Raquel ha tenido que sumar la impotencia y tristeza que le provoca la discriminación que han padecido, tanto ella como sus familiares, en la región.
"Lo que sufrimos aquí fue discriminación de toda la gente", expresó Raquel. Señaló que la gente de su localidad no se les quiere acercar por medio a que contagien el COVID-19.
La mujer contó que fueron los trabajadores de salud los que anunciaron en la comunidad que la familia estaba infectada y que a causa de ello ni siquiera les querían vender tortillas.
Tras haber superado los 15 días de cuarentena, la familia Barrero tratan de evitar más contagios con "té de jengibre, limón, manzanilla, y cebolla morada licuada con miel de abeja", ya que carecen de medicamentos.
