Zou Yaqi es una joven china de 23 años que duró casi un mes viviendo a costa de restaurantes lujosos y hoteles cinco estrellas, gracias a un elaborado plan para hacerse pasar por una “mingyuan” o “socialité” y con eso ganarse los favores de los lugares más exclusivos de Beijing.
Ella vivió esas tres semanas atiborrándose de bufés en los salones VIP, bebiendo vino en eventos exclusivos y durmiendo en lujosos sofás en los vestíbulos de los hoteles de cinco estrellas.
Este “experimento”, como lo llamó Zou, lo documentó y luego convirtió en un proyecto de arte escénico que se ha convertido en una de las obras más comentadas de China en 2021.
Dan más a quien parece ya tener mucho, dice
“Es muy interesante cómo se distribuyen estos ‘bienes excesivos’ gratuitos: a menudo se les da a personas que parecen tener ya muchos”, escribió Zou en la red social Weibo.
La primera prueba fue “infiltrarse” en la sala VIP de un aeropuerto, vestida con un traje de terciopelo y con un pase de entrada falso que emulaba el que los bancos chinos, aplicaciones de viajes o las aerolíneas le dan como beneficio a sus viajeros habituales.
“Estaba muy nerviosa y pensé que me expulsarían en un segundo”, dice, “pero nada pasó.” Aunque el pase solo era para tres horas, Zou terminó quedándose en el salón por tres días, durmiendo en el sofá y comiendo “tanta comida como fuera posible” en los tres buffets que servían al día.
Le regalan bolso Gucci y vive en una sala VIP
“Al personal no parecía importarle si los huéspedes se quedaban más tiempo de la bienvenida”, contó después.
Durante el primer día bajó a la tienda Gucci y consiguió que le dieran una bolsa gratis con el logo de la marca, como si hubiera realizado una compra, la cual le sirvió para robar gran cantidad de pan de la sala VIP, y para parecer una adinerada joven consumidora de artículos de lujo.
Como informa Infobae, el poder de la bolsa Gucci, y de su Hermès falsa le valieron ser atendida con preferencia por los empleados de una tienda Louis Vuitton cercana, quienes le mostraron un bolso de 6 mil yuanes (940 dólares) e incluso le ofrecieron una invitación a una exposición de la marca.
Un experimento que se convirtió en juego
“Supongo que no le dirían esto a los huéspedes normales”, dice Zou, que nunca ha comprado una cartera Louis Vuitton. “Me trataron como un cliente habitual con poder adquisitivo”.
Después de unos días el nerviosismo se fue y comenzó a disfrutar más su papel. Eso sí, llevaba días sin darse un baño, así que decidió mudarse al distrito de Dongcheng, una parte próspera del centro de Beijing llena de bares, galerías de arte y hoteles de cinco estrellas.
Ahí se fue a un hotel y usó un nombre y número de habitación falso para registrarse y poder tener acceso a los baños públicos. Para este punto su descaro se había convertido en juego y cada vez que buscaba usar el baño inventaba nombres como Liu Bei, el antiguo señor de la guerra chino, y Rin Tohsaka, su personaje de dibujos animados japonés.
Presenta proyecto en su escuela; desata reflexión y críticas
El experimento de Zou llegó a su fin en el vestíbulo de otro hotel de lujo en Beijing. Pasó su última noche durmiendo en un sofá naranja, rodeada por un bosque de bambú artificial. Recuerda sentirse como si los dos guardias de seguridad que estaban cerca estaban allí para mantenerla a salvo.
La estudiante presentó videoclips y una colección de objetos que había reunido durante el experimento, incluida la bolsa de Gucci y trozos de pan duro, en su exhibición de graduación. No se sorprendió cuando los medios chinos recogieron su historia ni cuando fue blanco de críticas pues, considera, no será la última que lo haga.
AHM